

Dinner
Episode 13 | 51m 15sVideo has Closed Captions
Lula searches for evidence of Maria’s betrayal. Lucia’s subterfuge put her in danger.
Lula searches for evidence of Maria’s betrayal. Lucia’s subterfuge put her in a very precarious position. Joao and Paul agree that Raimundo is a threat to their business and take drastic measures to keep him under control.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Dinner
Episode 13 | 51m 15sVideo has Closed Captions
Lula searches for evidence of Maria’s betrayal. Lucia’s subterfuge put her in a very precarious position. Joao and Paul agree that Raimundo is a threat to their business and take drastic measures to keep him under control.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch The Accident
The Accident is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship- Estoy dentro de la casa, ¿me oís?
- [Nacho] Te escucho perfectamente.
Tranquila, Lucía, que estoy a dos minutos de allí.
Todo va a salir bien.
- Eso espero.
- Lucía.
- Hola.
- Buen día, qué belleza.
- Gracias.
- Estoy muy contento que hayas venido.
Aunque no te hayas puesto el vestido que te he enviado.
- Bueno, es que no me gustan ese tipo de regalos.
Además, estoy mucho más cómoda con mi ropa.
Si no te importa, mañana te... te traigo el vestido.
- Vale, de acuerdo.
Una mujer independiente.
Para mí lo importante es que estés aquí.
- Sí, bueno, estoy muy interesada en que me presente a toda esa gente tan importante para mi trabajo.
- ¿Por eso te has puesto tan guapa?
- Claro.
- ¿Solo por eso?
- Sí, solo por eso si quieres que nos llevemos bien, claro.
- Claro.
Yo solo quiero lo que tú quieras.
- Pues entonces preséntame a esos ganaderos tan importantes, ¿no?
- Mjm.
[♪ música tranquila] - ¿Y desde entonces tú nunca has vuelto?
No puedo creerlo.
- Perdón.
- Perdón.
- João, Lucía ha podido venir.
- Ay, pero cuánto me alegro.
Dame un beso.
- Sí, claro.
- Lucía trabaja conmigo.
Ella vela para que nuestro ganado sea el más sano de toda la región.
Una genia.
Él es mi viejo amigo Paul, el mayor distribuidor de nuestros productos en Francia.
Unas boutiques gourmet que son una referencia... [murmullos] Ay, Paul, disculpa, perdona.
Han llegado tus amigos.
Disculpad, ¿eh?
- Perdona un momento.
- Sï.
- Ahora mismo vuelvo, ¿vale?
- Sí, sí.
- Bueno, encantada.
- Gracias.
[♪ música tranquila] - Lucía, por Dios, ¿qué haces aquí?
- Pues ya ves, trabajando.
Toda esta gente que veo aquí son posibles clientes para mi trabajo.
- No sé por qué te quieres meter en la boca del lobo.
- Es que ya estamos en la boca del lobo, ahora solo hace falta que no nos muerda.
♪ Yo que siempre te seguí ♪ ♪ Que te quise bien ♪ ♪ Hoy construye tu vida sin mí ♪ ♪ Ah, ah, ah ♪ ♪ Ah, ah, ah, ah ♪ ♪ Ah, ah, ah ♪ ♪ Ah, ah, ah, ah, ah ♪ - Quiero presentaros a mi maravillosa mujer, María.
Miranda, Alfredo, grandes amigos de Paul.
- Entonces, grandes amigos nuestros también.
- Y... - Y ella es Lucía.
- Encantada.
- Bella tu mujer, me encanta.
- No es mi mujer, Alfredo, ya me gustaría.
- Eh, no, soy veterinaria.
Trabajo en la finca con João.
- Qué impresionante.
- Ay, qué linda profesión.
Yo soy amante de los animales.
En mi casa tengo cientos de iguanas.
- Ah, pero no será aquí en Cáceres, imagino.
- No, no, en Barranquilla.
¿Lo conoces?
- No.
- Es una ciudad muy bonita al norte de Colombia.
- !¡Señores, señoras!
La cena está dispuesta, así que cuando quieran, pueden pasar al jardín.
- Nacho, salen al jardín, desde ahora los pierdo, Eh, ¿tú oyes bien a Lucía?
- Perfectamente, tranquilo.
[♪ música tensa] - Por fin.
Te he llamado unas 100 veces.
- [Julián] Lo sé, lo sé, se me ha hecho tarde.
Estaba viendo locales en alquiler para el bufete.
- No me mientas más, Julián.
- ¿Perdona?
- Lucía me lo ha dicho todo.
¿Cómo-cómo te has atrevido a sacarle el dinero así a mi amiga, de malas maneras?
- Muy bien.
Mejor sí lo sabes.
Y mala manera la suya, quien roba a un ladrón, 100 años de perdón.
- Es increíble.
Es increíble lo tuyo.
¿Te estás escuchando?
¿N-n-no te da vergüenza?
- ¿Vergüenza?
Lo que me da vergüenza es estar en paro.
Estoy harto de ser un pringado, mientras tus queridos vecinitos se forran con dinero sucio.
- Lucía no tiene la culpa de nada.
No ha hecho nada malo.
- ¿Lo ves?
Ese es el problema, siempre te pones de su parte, nunca de la mía.
- No, el problema es que lo que tú has hecho se llama chantaje y es un delito.
- Y lo que ella ha hecho se llama encubrimiento y también es un delito, mira... No vamos a competir sobre quién es aquí más delincuente porque el listón está muy alto.
- Quiero que devuelvas ese dinero.
- Ni de coña, Isa.
Tengamos la fiesta en paz, Si te parece, nos olvidamos de esto, haces la cena, nos vamos a dormir prontito y mañana será otro puto día.
- No, no voy a hacer la cena, si quieres cenar te la haces tú.
No, no.
Mejor te vas a cenar fuera, que para eso tienes dinero.
- ¿Cómo?
¿Que me, que me vaya fuera?
- Que te vayas, Julián, que no quiero ni verte.
- ¿Ah, sí?
Pues ya te puedes ir tú, porque a mí de mi casa no me sacan ni a empujones.
- ¿Ah, no?
- No.
- Bueno, pues me voy yo.
- Bien.
- Sí.
- Bien.
- Se acabó lo de dormir juntos mientras seas un chantajista.
- "Vino esto contra Judá por los pecados de Manasés y por todo lo que hizo, así mismo, por la sangre inocente que había derramado, pues llenó Jerusalén de sangre inocente y Jehová, por tanto, no quiso perdonar".
¿Cómo está el chaval?
- Mejor.
Le he dado un tranquilizante y se ha quedado dormido.
[♪ música suave] - Señor... perdóname si mi orgullo te ofende.
- Raimundo, ¿qué hace?
- Y te pido templanza para obtener justicia, nunca venganza.
- ¿Por qué te quitas la cruz?
Te lo pido, por favor, no hagas locuras, ¿eh?
Recuerda quién eres, quién eres ahora.
- Rosa, aquí en la comunidad todos me llaman padre y yo me siento el padre de todos.
Pero ¿qué clase de padre sería si no sé proteger a mis propios hijos?
[♪ música suave] - Buenas noches.
[tocan la puerta] - Coño, Isabel, ¿qué son esas prisas?
- Hola, Juan, vengo a hablar con Lucía.
- [Juan] Pues no.
Quiero decir que, que no está, que ha salido a cenar.
- Ah, ¿con José o con el francés?
- Yo espero que con su marido.
- Pues no sé qué decirte, Juan, no sé qué decirte porque a José le vendría muy bien para que aprendiese.
Tu hermano es un golfo, que lo sepas, y no, y no es el único.
Que todos los hombres sois unos cobardes, unos canallas, unos mentirosos y unos cabronazos.
¿Por qué sois así?
¿Qué os pasa?
¿Por qué sois así?
- Isabel... [sollozo] ¿Qué te pasa?
- Que me he peleado con Julián y venía a contárselo a Lucía, pero como Lucía no está, pues, no tengo a nadie a quien contárselo.
- Lo siento.
Venga, mujer.
Ya.
Voy a buscarte un vasito de agua.
- Juan.
- ¿Qué?
- Prefiero un coñac, si no te importa.
Ya estoy mejor, ¿eh?
Es que me he tomado dos de estas y ya me importa mucho menos que mi marido sea un idiota y mi vida un completo desastre.
- Ah, venga, Isa, que tu vida tampoco es un desastre, no, no seas exagerada tampoco.
- Pero mi marido es un idiota sí, ¿eh?
[risas] - [Juan] Pobre.
- Oye, ¿y tú?
¿Tú por qué no... no has tenido nunca pareja, ni, ni te has casado, ni nada de nada?
- Pues si te digo la verdad, porque nunca he tenido una pareja que me aguante más de dos días, ni yo a ellas tampoco, todo sea dicho.
- Pues eso sí que es raro, ¿eh?
Eso es raro porque tú eres muy guapo, Juan.
Y no solo es que seas muy guapo, es que eres muy interesante.
- Ya, te voy a quitar el coñac ese ya.
- No, no me lo quites, no me lo quites.
Es que es verdad lo que estoy diciendo.
Yo se lo he dicho un montón de veces a Lucía, ¿eh?
- ¿El qué?
- Pues que eres muy atractivo.
Hombre, para mí más que José, desde luego.
Vamos a ver, ¿tú qué buscas en una mujer?
No lo digo... No, por nada, ¿eh?
Lo digo por intentar entender por qué no tienes pareja, vamos a intentar entender.
- Si es que no es nada especial.
No, no, que-que-que me guste y ya.
- Y para que te guste, claro, tiene que ser guapísima.
- No tiene que ser guapísima.
- No, a ver, ¿tú te hubieses fijado en una mujer como yo?
No, ¿eh?
No.
- No es que, no es que me hubiese fijado.
Es que, es que me he fijado.
- Ah, ¿sí?
- Sí, me he fijado, me he fijado.
Pero, bueno, es que tú eres guapa.
- Bueno, bueno.
- Eres guapa, Isa, tú eres guapa, tienes un tipazo.
- ¿Y qué más, y qué más?
¿Y qué más?
- Bueno, pues, que tienes unas piernas muy bonitas.
- [Isa] Mira, eso sí, unas piernas bonitas tengo, ¿eh?
Lo de las piernas, sí.
Pero oye, no me líes, que no estoy tan borracha.
- [Juan] Pues yo sí y eso quiere decir que tenemos que guardar esta botella ya.
Ahí.
- Juan.
- ¿Qué?
- No, nada, nada, nada, nada, nada.
- Dímelo.
¿Qué?
- ¿Tú me darías un beso?
Uno, un beso, tampoco es nada, ¿no?
- Ay, Isa.
- No, dímelo, ¿me lo vas a negar?
- No es que te lo vaya a negar.
- ¿Me lo vas a negar?
- Ha estado bien, ¿eh?
Ha estado bien, pero yo he notado claramente que no te gustó.
- ¿Ah, sí?
- Una pena.
- ¿En qué lo has notado?
- Bueno, lo he notado, porque, porque si yo te gustara ese beso, pues, habría sido de otra manera.
- Ya.
¿Y ahora?
- Ahora quiero repetir.
[♪ música tensa] - Entonces, el mercado americano en exclusiva para el señor Alfredo Hinojosa, que nos ha ofrecido unas condiciones inmejorables, ¿eh?
- Es verdad.
Brindemos por ello.
- Uy.
- Lucía.
Lucía, ¿me oyes?
- No... - Lo siento mucho.
- No, no pasa nada.
- Paren ya de hablar de negocios.
Caballeros, no sean malagradecidos.
María y Lula nos han ofrecido una cena exquisita.
- Gracias.
Un aplauso para las anfitrionas, por favor.
[aplausos] - María, por favor, ¿podrías acompañar a Lucía a limpiarse?
- Sí.
- Me temo que le haya estropeado el vestido.
- No, no hace falta, de verdad.
Perdón.
- Es una manera sutil de decir que sobramos.
Y deberías aprovechar e irte.
- ¿Hola?
¿Hola, me oís?
Nacho, ¿me oís?
Joder.
- Jefe, hace unos minutos que no escucho nada, creo que el micrófono se ha roto.
- Bueno, pues, te inventas lo que sea y te vas para la casa ya!
- Vale, vale, voy para allá.
[chirrido metálico] [♪ música de suspenso] - Perdón, eh, ¿me he dejado por ahí el bolso?
- No, Lucía.
- Pensaba que lo había colgado, por aquí.
Bueno, lo siento.
- Tíresela de una o haga lo que quiera con ella, pero que no se nos pegotee toda la noche, ¿mmm?
- Yo me encargo.
- Toda la mercancía es mía.
De primera, pura y sin manipular, garantizado.
Yo me comprometo a poner el contenedor en el puerto de Lisboa listo para estibar, si me dan garantía de una puerta abierta.
- Garantizado.
Tengo pactado una entrada franca al puerto.
- Bien.
¿Está cerrado el puerto y la distribución?
- Yo me encargo de entrar la mercancía, mi gente la recogerá en Lisboa y la repartirá por media Europa, porque el mercado sur es todo nuestro.
- Ah, listo.
Cuanto menos se lo juegue, mejor.
Ahora las cosas ya no son tan fáciles.
Cuando los estupas detectan conexión americana ya no sueltan la presa hasta dar con el origen.
- Es verdad, pero descuida, Miranda.
¿Condiciones?
- Quiero la mitad, en dólares, en mi cuenta de Cali.
En tres días.
El resto cuando suelte la mercancía.
Listo.
No dejen cabos sueltos, caballero.
Más de un negocio se ha ido al carajo por un simple detalle.
- Hablando de cabos sueltos, quiero que Martín acompañe a José Espada a Lisboa.
En eso vamos a medias, ¿no?
- Por supuesto, como en todo.
- Bien.
Cuando se acabe el trabajo, José ya no será necesario, sabe demasiado y me la ha jugado demasiadas veces, así que ya no habrá cabos sueltos, señora.
- Listo.
- Listo.
- Listo.
[♪ música tensa] - ¿Nacho?
¿Nacho me oye?
- Lucía.
- ¿Qué?
- ¿Te encuentras bien?
- Sí, sí, sí.
Que me tengo que marchar ya, que mañana tengo que madrugar mucho.
Muchas gracias por todo, Lula.
- De nada.
- ¿La conociste?
- Tuve un pequeño accidente antes.
- Perdón, vengo a despedirme.
- Nosotros ya nos vamos, ¿te acercamos a alguna parte?
- No, no hace falta, gracias.
- Eh... ¿Mi chaqueta que estaba aquí?
- La tiene Paul, te estaba buscando, está dentro de la casa.
- Vale, buenas noches.
[ladridos] ¿Paul?
¿Paul?
- !¡Ah!
- ¿Paul?
- Buenas.
- ¿Paul?
- ¿Buscabas tu chaqueta?
- Eh, sí, me han dicho que la habías cogido, te-te estaba buscando.
- ¿A mí?
¿O a tu teléfono?
[♪ música de suspenso] - Eh, no me había dado cuenta que me lo había dejado.
- No te vayas aún.
No hemos estado ni cinco minutos a solas.
- Eh... el teléfono.
¿Me das ya...?
- Mira, ¿sabes lo que he visto?
Dejaste la grabadora puesta, pero no te preocupes, lo he borrado todo.
Dime una cosa.
¿Haces esto por tu marido?
¿Te ha mandado él?
- Eh, no, no me he dado cuenta que estaba grabando, Paul.
- Lucía, ya estoy tonto suficiente por ti, pero no me hagas más tonto, ¿vale?
- Eh... ¿Me da el teléfono, por favor?
- Por supuesto, búscalo.
[gemidos] - Escúchame, escúchame.
Qué guapa eres.
- Por favor.
Mira, mira, puedo contarle esto a João y estás muerta, o puede quedar un secreto solo nuestro.
- !¡No...!
- ¿Qué me dices?
¿No?
- Es que me gustas mucho, Lucía, mucho, mucho.
Tú eliges, ¿por las buenas o por las malas?
- !¡Déjame!
- Las malas.
- !¡No!
!¡No!
!¡No!
!¡Ah!
[quejidos] [puerta se abre] - Suéltala o te reviento, hijo de puta.
[♪ música tensa] - Tranquilo.
- Lucía, ven aquí.
- Tranquilo, Raimundo.
No ha pasado nada.
- Ni hables, ni te muevas.
- Papá.
- Lucía, sal de la habitación.
- Papá, por favor, baja el arma.
- Será mejor que escuches a tu hija.
Mira, si disparas no vas a salir de aquí vivo, tú sabes.
- [Raimundo] !¡Calla!
Vete a casa, Lucía.
- No, papá, no me voy a ir.
- !¡Vete de una vez!
!¡Fuera!
- !¡Ah!
- Por favor, por favor, por favor... - !¡Baja el arma!
O tu hija muere.
- Antes te llevo por delante.
Sabes que no fallaré.
!¡Di que la suelte!
- Por favor... [llanto] - Suéltala.
!¡Suéltala!
- Vámonos, Lucía.
[♪ música de suspenso] - Déjalos marchar.
[♪ música tensa] [respiraciones agitadas] - [Isabel] Madre mía.
- Madre mía, ¿qué?
¿Estás bien?
- Sí, sí, sí, bien estoy.
Pero se nos ha ido un poco la cabeza, ¿no?
- Un poquito.
- Llega, llega a bajar Samuel.
- Calla, calla.
- Y te juro que me da algo.
- Yo sé, ha sido culpa mía.
- No, hombre, no.
No, culpa tuya, no, hemos sido los dos.
- Bueno, sí, los dos.
- ¿Sabes?
Los dos y esa botella.
Que estoy mareada todavía, !¡qué barbaridad!
- A ver aquí.
- Oye, me tengo que ir, ¿eh?
- Ya.
- Que solo nos falta ahora que vengan José y Lucía... - Ya.
- ...y nos pillasen.
- Voy a beber agua, ¿eh?
Me he quedado seca.
[risa] - A mí me gustaría acompañarte, pero como tú comprenderás, no voy a dejar a Samuel arriba.
- No, hombre, no, no, claro.
Tranquilo.
[puerta se abre] Coño, si antes lo digo.
- Tranquila.
- Hola.
- Hola.
- Hola, Isabel.
- ¿Qué tal?
Yo me iba.
- Sí, bueno, Isabel ha venido a traerle una cosa a Lucía.
- Sí, es que no podía dormir y como he visto que había luz, pues... - Que sí, que sí, tranquila.
- Vale, bueno, hasta luego.
- [José] Adiós.
- Nos vemos.
- Bueno, José, que ya que has llegado también yo voy a ir tirando, ¿vale?
Samuel está sobadísimo, no te preocupes.
- Tómate algo conmigo.
Quédate un momento, anda.
- Es que estoy muy cansado, tío.
Mañana hablamos mejor.
- Bueno, hablamos mañana.
- Isa, Isa.
Espera.
- No, no, no, me tengo que ir a casa.
- Que vengas.
- [Isabel] Que yo no puedo ir... - Que vengas, coño.
- ¿Qué quieres?
- Nada, que, que no quiero que nos despidamos así después de... No sé, ¿te apetece que vayamos a tomar algo o a dar una vuelta y charlamos...?
- No, hombre, no, yo no puedo.
No, yo tengo que entrar.
- Bueno, vale, pero... pero ¿vas a estar bien?
- Sí.
Bueno, no sé, supongo que cuando me calme sí, que estaré bien, sí.
Oye, eh, mira, yo-yo nunca había hecho algo así, ¿sabes?
- Me lo imagino.
- Yo lle-llevo 15 años con Julián y él ha sido mi único novio, ¿eh?
Aparte de un, bueno, de un italiano que conocí en Marbella, pero que eso no cuenta porque eso fue una tontería, ¿sabes?
Oye, Juan, ¿tú crees que José se ha dado cuenta de algo?
- José da igual.
Yo lo que no quiero es que tú estés mal y ya está.
- No, no, no, yo no estoy mal, Juan, ¿eh?
No, no estoy mal, vamos, que yo no me arrepiento.
Bueno, o sea, sí me arrepiento, o sea, me arrepiento, pero... Que te quiero decir que me ha gustado mucho, ¿sabes?
Que me lo he pasado muy bien.
- Vale, yo también.
- A mí sobre todo porque ha sido contigo, ¿sabes?
Bueno, cuando se me calme todo este caos mental, supongo que... Oye, yo me tengo que ir.
- Claro.
- Que solo falta que Julián se despierte y nos vea aquí hablando.
- Claro, claro, tira, tira.
- Bueno.
Pues... Bueno.
[puerta se cierra] [motor arranca] [motor acelera] - Entro contigo un momento y hablamos.
- No, papá.
José está en casa y no me apetece hablar de esto delante de él.
- ¿Por qué?
¿Es que tu marido no sabía que estabas en la casa?
- Sí, sí lo sabía, le dije que iba a una cena.
- Por Dios, hija, tú no tienes un pelo de tonta.
Sabes perfectamente que esa gente es una alimaña.
Lucía, cuéntame algo que yo pueda comprender.
- Papá, no puedo.
¿Y tú?
¿Qué hacías tú en la casa?
- Quería matar a João.
- Joder, papá.
- No me arrepiento, hija.
Ese hombre tiene controlado al pueblo.
No hay nadie que le controle a él.
Se toma la justicia por su mano.
Estoy seguro que tiene comprada a la policía y a todos los jueces.
Y mientras siga vivo, Lucía, no estamos a salvo ninguno.
- ¿Tú estás loco, papá?
O sea, ¿tú-tú-tú qué crees?
¿Que estás en una película del oeste o-o-o qué?
Es que te estoy escuchando y es que, es que... me parece mentira, vamos.
Eso no es lo que nos has enseñado tú a nosotros.
- Matar al tirano lo justifican hasta en los evangelios.
- Mira, escúchame bien una cosa, papá, te estás equivocando.
La policía está detrás de João y acabará con él si tú no te entrometes.
- ¿Y tú cómo estás tan segura de eso?
- Porque lo estoy.
- Un momento, un momento, un momento.
Lucía.
Mírame a los ojos un momento y dime la verdad.
Lucía.
¿Por qué no has ido a denunciar a ese monstruo que ha intentado violarte?
¿Y por qué te metes así en la boca del lobo?
- Papá, te lo pido, por favor, déjame en paz.
Contrólate y dedícate a tu iglesia, por el bien de todos.
[♪ música tensa] - ¿Por qué te ha traído tu padre?
- Eh... te cuento mañana, José, que estoy muy cansada.
Me voy a la cama.
- Te estuve esperando.
- [Lucía] Eh... Bueno, te dije que a lo mejor llegaba tarde.
- ¿Y qué ha pasado?
¿No ha ido bien?
- [Lucía] Eh... - ¿Por qué estás así?
- ¿Qué?
- Cuéntame qué ha pasado, por favor, ¿por qué estás así?
- No pasa nada, José.
No pasa nada.
- Cariño, por favor.
- Déjame, José, por f... - ¿Qué ha pasado?
¿Por qué estás así?
¿Qué ha pasado?
- Me han puesto una pistola en la cabeza, me han estado a punto de matarme.
- ¿Que qué?
- No puedo más, José.
No puedo más, de veras.
- Ven, ven, ven.
Ven, cuéntame, por favor.
¿Qué ha pasado?
- Colaboro con la policía.
- ¿Que qué?
- Tienen muchas pruebas contra ti y contra mí también, José.
Y me-me propusieron un trato.
- Hijos de puta.
- Lo saben todo, José.
Todo.
Pero les interesa João, no les interesas tú, por eso colaboro con ellos.
- ¿Y por qué te lo piden a ti?
- Pues porque yo también puedo ir a la cárcel.
- No.
- Sí.
Un juez podría pensar que lo sabía todo y que te he encubierto.
- Eso no es verdad.
- Sí.
Ramón dice que no va a dejar que eso pase.
Sabe que... que no puedo dejar solo a Samuel y al niño que viene en camino.
- ¿Que estás embarazada todavía?
- Sí.
- Yo pensaba que habías abortado como... cómo no me decías nada.
- No pude.
- Me alegra que no pudieras... y de que me lo hayas contado todo.
- Yo también me alegro de habértelo contado.
Eh, me voy a la cama, José, no puedo más.
- Vale.
Escúchame una cosa, una cosa.
Ya hablaremos de nosotros más adelante, pero... yo ahora no me voy a ir.
No te voy a dejar sola, esto lo vamos a pasar juntos.
¿Vale?
Descansa.
[♪ música épica] - Buenos días.
- Buenos días.
Qué madrugadora, Lula.
¿Quieres un café?
- [Lula] ¿Y ese reloj?
- Te amo.
Un regalo de tu hermano.
¿Verdad que tiene buen gusto?
- Lo que tiene ahora son 100 000 euros menos.
- Ay, no seas vulgar, niña.
- ¿Qué te pasa, Lula?
¿No estás contenta?
Ayer salió todo muy bien, gracias a ti y a lo bien que lo organizaste.
- Qué amable.
Me dan ganas de comprarte otro reloj.
- Ay, de verdad, cuando te pones así me dan ganas de irme, ¿eh?
- No, la que se va es mi hermana.
Lula, tengo resaca, no me amargues la mañana, te lo pido, por favor.
- Te juro que voy a acabar contigo, zorra.
- Sí, eh, ¿Ramón?
Eh, bueno, pues, nada, estuvieron hablando en el jardín, pero intenté grabarlos, pero no conseguí nada.
Bueno, porque no pude, ya te lo explicaré.
Eh, además, me gustaría hablar contigo.
Sí.
¿Esta tarde?
Vale.
Venga, adiós.
- No quiero que sigas con esto.
Si quieren colaboración, que me la pidan a mí, pero no a ti.
- Bueno, ya hablaremos de esto, ¿vale?
- !¡Dios mío!
- !¡Perdone, abu!
- [José] ¿Estás bien, mamá?
- [Teresa] Más o menos.
¿Este niño no sabe que en casa no se juega por la pelota?
- Empezó papá.
- Sí, vato.
- Venga, ponte la mochila.
- Mamá, ¿qué hacéis aquí?
Son las 8:30.
- He venido a traerle un bocado de tortilla a mi nieto, que sé que le chifla.
- Venga, y ahora al cole.
Un beso, ¿un beso?
Venga.
- [Teresa] Uf, la cocina sin recoger.
Oye, ¿queréis que me quede y os haga la comida?
- Lo que quieras, mamá, haz lo que quieras.
- [Lucía] Pórtate bien en el cole, ¿eh?
Dame la mochila.
Te quiero.
[motor arranca] - [niño] !¡Adiós, mamá!
- Adiós.
- [Lucía] !¡Adiós, mi amor!
- !¡Lucía!
Lucía.
- [Lucía] ¿Qué?
¿Tienes un minuto?
- [Lucía] Sí, claro.
[♪ música de suspenso] Venga, vamos.
- Ah, no, no, mejor en tu casa, es que lo que te tengo que contar es privado.
- Bueno, pero es que está mi suegra arriba.
- Ah... Bueno, pues... - ¿Qué?
- Bueno, pues aquí, aquí.
Mira, eh, me tienes que prometer que te cuente lo que te cuente no va a cambiar tu imagen sobre mí, no te vas a escandalizar, ni me vas a reñir.
- Pero ¿qué?
¿Qué pasa?
- Juan.
- Hay que ver que bien estáis aquí, ¿eh?
¿Os importa si me quedo un ratito con vosotros?
- Bueno... - No, que puedo sacar café.
- Bueno, es que Isa me iba a contar algo.
- Sí, sí, pero no pasa nada porque... porque, bueno, que era una tontería y que en otro momento te lo cuento, es que tengo mucho lío en casa, ¿sabes?
Claro, buscamos otro momento, ¿eh?
- Pero ¿qué le pasa?
- Pues no sé.
- Qué rara es.
- ¿Por qué hemos quedado aquí?
- Quería pedirte perdón.
- ¿Perdón?
¿Por qué?
- No me perdones si no quieres, pero tenía que decírtelo.
Sé que he sido injusta contigo y lo siento.
- ¿João te ha pedido que hagas esto?
- No, pero sé que le gustaría.
Siéntate, por favor.
Quiero explicarte lo que me pasa.
- [mesero] Hola, ¿quiere tomar algo?
- Un té verde, por favor.
Pues tú dirás.
- João y yo nos quedamos huérfanos muy pronto y hemos estado siempre muy unidos.
Y cuando apareciste tú, la verdad, no me lo tomé muy bien.
- Lo que me cuentas ya lo sabía.
¿No me han traído sacarina?
- Creo que hay ahí.
[♪ música tensa] María... desde que murió Nico yo... estoy muy sola, mucho.
- Lo siento.
Le querías mucho, ¿no?
- Sí.
Era el padre de mi hijo.
La gente piensa que fue cosa de una noche, que estábamos borrachos, pero no es verdad.
Yo le quería.
- Ha tenido que ser duro para ti.
- [Lula] Ni te lo imaginas.
Mira, Nico me pidió un favor antes de morir.
Y lo voy a cumplir, aunque sea la última cosa que haga en esta vida.
- Ah, ¿sí?
¿Qué era?
[♪ música tensa] - Nada, cosas nuestras.
[zumbido de aspiradora] [Timbre] - [Lucía] !¡Va!
[carraspeo] Hola.
- Hola, supongo que no tienes ganas de verme, pero no podía esperar a esta tarde.
¿Puedo pasar?
- [Lucía] Sí, claro.
¿No se supone que no deberían vernos juntos?
¿O lo estamos haciendo ya todo tan mal que ya da igual?
- ¿Estás bien?
- Pues no, no estoy bien.
- Bueno, lo primero que quería decirte era pedirte disculpas.
- Ya.
- Y, bueno, decirte que nuestra colaboración ha terminado, por supuesto.
- Por supuesto que ha terminado.
- Lucía.
- ¿Qué?
Se supone que iba a tener la mejor vigilancia, ¿verdad que sí?
- Lucía, la vigilancia iba bien hasta que alguien noqueó a Nacho por la espalda.
- [Lucía] Ya.
- De hecho, todavía tiene una pequeña conmoción.
- La conmoción la tengo yo, que han estado a punto de violarme y de matarme, y encima me han descubierto.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque cuando se estropeó el micro dejé el móvil grabando y Paul lo descubrió.
- Pero no han desconectado las cámaras.
- Uy, yo eso no lo sé.
- [policía] No, te lo digo yo.
- Ahora cree que estoy ayudando a José.
- ¿Sabes cuál ha sido el problema?
- No, dímelo tú.
- [policía] Tu padre.
Su intervención lo ha descontrolado todo.
Lucía, ¿me puedes decir qué cojones hacía ahí?
Estos cabrones van a intentar hacer algo.
- [niño 1] Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
- [niño 2] Me he caído.
- [mujer] ¿Qué, cariño?
A ver, vamos.
[♪ música de suspenso] - No sé, igual deberías de... salir un poco, quitarte las botas esas de campo, arreglarte, ¿no?
- ¿Tú crees?
- [María] Sí.
Espera.
- ¿Te encuentras bien, María?
- No.
Estoy un poco mareada.
- ¿Te encuentras bien, María?
¿Te encuentras bien, María?
- Qué calor.
- Ven, María.
- ¿Está bien?
- [Lula] No, no pasa nada.
Ya me encargo yo.
- [María] ¿Qué pasa?
- [Lula] Espera, espera.
Despacio, cuidado, a ver.
¿Dónde tienes el coche, María?
- ¿Eh?
- ¿Dónde tienes el coche?
Vamos, venga.
Venga, vamos.
Cuidado aquí ahora.
Así, muy bien.
Venga, María.
Apóyate aquí.
Espera.
[♪ música tensa] - Qué ganas que tenía de-de-de-de tener cinco minutos para hablar contigo.
- Yo también, amiga.
- Mira, es que... - ¿Qué?
Cuéntame.
- O sea, ahora me, ahora me cuentas tú, pero, pero es que necesito desahogarme.
[timbre de teléfono] Yo... ¿No lo coges?
- No.
- No, lo digo porque cuando empiezo a hablar ya sabes que no paro.
- Sí, sí, ahora será publicidad, tú no te preocupes, cuéntame.
- Ayer me peleé con Julián.
- ¿Y eso?
- Bueno, me peleé, pues, por-por lo que os ha hecho, Lucía, porque no puede ser, es que se lo solté todo y al final estaba tan... Estaba tan enfadada, tía, tan... Me sentía tan sola, tan harta de-de-de Julián que... Bueno, pues, que hice una tontería... - Eh, perdóname, pero es que me estoy poniendo nerviosa ya.
¿Sí?
Sí, soy yo.
No, no está en casa.
Vamos, a ver, ¿cómo no va a estar en el colegio?
- No lo entendemos, hemos mirado por todas partes.
Pensábamos que se había ido a casa.
- Nos hemos dado cuenta después del recreo cuando hemos ido a pasar lista.
- Pero... ¿Cuánto tiempo hace?
- Pues como una hora.
- ¿Una hora?
- ¿Qué ha pasado?
- No lo sabemos, porque las puertas del colegio estaban cerradas.
- Me podéis explicar, por favor, ¿cómo se puede perder un niño dentro del colegio?
- Pues eso es lo que no entendemos porque nosotros les vigilamos todo el rato.
- Pues no lo habéis vigilado bien.
¿Puede ser que haya entrado alguien y se lo haya llevado?
- Pero ¿quién?
No se puede entrar aquí, así, sin más.
- ¿Y la-la policía qué dice?
¿Os habéis llamado?
- Estábamos esperando hablar con ustedes.
- Cojonudo.
!¡Co-cómo le pase algo a mi hijo, os vais a cagar!
!¡Os lo digo en serio!
- [mujer] A ver, no perdamos la calma, que seguro que aparece, ¿os queréis sentar un minuto?
- No me quiero sentar, lo voy a buscar por aquí.
Vámonos.
Llamadles, por favor, llamadles.
[motor se detiene] [♪ música tensa] [fractura de madera] [balbuceo] [respiración agitada] - ¿Es posible que Samuel saliera solo a la calle?
- No.
No es posible, lo habría visto el conserje.
- O no, vosotros tampoco lo visteis salir.
- Nunca nos había pasado.
- Mantengamos la calma, José, ¿de acuerdo?
Lo vamos a encontrar seguro, no puede estar muy lejos.
¿Me esperan dentro, por favor?
Gracias.
Lucía, por favor, lo voy a encontrar.
[♪ música tensa] [quejido] [quejidos] [♪ música tensa] - Escúchame, quiero a toda la gente en la calle buscando al niño.
Que pregunten en la gasolinera, en los polígonos, en los bares, donde sea.
Me dan igual los pedidos, Sonia, haz lo que te he dicho.
[timbre de celular] Y me vas llamando.
- He hecho café.
- ¿Sí?
Vale.
- ¿Qué?
- Vale, adiós.
No aparece.
- [Teresa] !¡Mi niño!
- [José] A ver, eh... Me ha dicho que podemos hacer carteles con una foto actual de Samuel.
- Tranquila, Lucía, lo vamos a encontrar.
- Yo voy a avisar a los vecinos, que seguro que quieren ayudar.
- Esta está bien.
En esta se le reconoce, ¿no?
- !¡Niño, qué guapo!
- [Juan] Por favor.
Es perfecta, José.
Antes de llevársela a la policía podemos hacer los carteles.
- Sí.
Hay que poner mi teléfono móvil y el de Lucía, y el de la policía también, debajo de la foto.
- Va, yo me encargo.
- ¿Sí?
- Sí.
- Vale.
- He ido a todos los hospitales de la Comarca y ni rastro de Samuel.
- Los feligreses de la iglesia está avisados.
También he hablado con nuestro amigo, el periodista, para que lo ponga en primera página.
¿Y Lucía?
- [Teresa] Está arriba con Isa.
- [Lucía] Estoy aquí.
Lucía no quiere tomar nada, ni me hace caso, ni nada.
Yo la veo fatal.
- Voy a verla.
- [José] Subo yo ahora.
[♪ música suave] - No me lo puedo creer, José.
No me lo puedo creer.
¿Por qué está pasando esto?
- Lo vamos a encontrar.
Escúchame.
Mírame.
Lo vamos a encontrar, te lo prometo, ¿vale?
[sollozos] [notificación de celular] - No me lo puedo creer, de verdad.
¿Qué pasa?
- Mensaje.
¿Qué coño es esto?
- ¿Qué es eso?
- No sé.
Hijo de puta.
- ¿Qué es eso, José?
- [hombre] Samuel está bien, solo duerme.
Si queréis volver a verle, no se lo digáis a nadie, venid a la finca solos.
Tenemos que hablar.
[♪ música de suspenso]
Support for PBS provided by: