

The Remains of the Shipwreck
Season 1 Episode 11 | 1h 13m 42sVideo has Closed Captions
Ana is ready to fight for Alberto at all costs, but she still may lose his love for good.
Ana is ready to fight for Alberto at all costs. After her success at the fashion show, Clara gets an interesting offer.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback

The Remains of the Shipwreck
Season 1 Episode 11 | 1h 13m 42sVideo has Closed Captions
Ana is ready to fight for Alberto at all costs. After her success at the fashion show, Clara gets an interesting offer.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorshipYo ya no puedo vivir sin ti, Ana.
Ana, ¿quieres a Alberto como esposo -todos los días de tu vida?
-No.
Alberto, yo te quiero.
Quiero casarme contigo, pero así no.
Señorita Cristina, ¿le importaría llevarle a don Alberto un sobre?
Las cosas se demuestran con hechos.
¿Y qué he hecho yo?
Demostrarte que estaba dispuesto a todo por ti.
Y tú no has hecho nada.
Hoy después del desfile se acaba todo.
A mí se terminó en el momento que saliste por la puerta de esa iglesia.
No voy a ser capaz de descansar hasta que te cuente algo importante.
Sobre él.
-Tu hermano.
-Mi carta de renuncia.
Me voy.
Tengo otro trabajo esperándome.
Da igual lo mal que lo haya hecho.
La quieres y sigue siendo tu madre.
Por eso te duele, porque te importa.
Me alegra que no te hayas marchado.
Y estoy segura de que no soy la única que se alegra.
¿Max?
¿quieres que salgamos esta noche a celebrar el desfile?
Creo que me estoy enamorando de otra persona.
-Me lo pasé muy bien anoche.
-¿Cuándo nos volveremos a ver?
¿Estás saliendo con Mateo?
-¿Pedro lo sabe?
-Sí.
Ya puedo contarlo.
¿Y qué es lo que vas a contar, Clara?
Solo somos dos personas que se gustan y disfrutan con la compañía del otro.
-¿Por qué estropearlo?
-Pedro.
-¿Qué?
-Se llama Manuelito.
Es mi hijo.
Bueno, mi hijo y el tuyo.
José María, vamos ¿me está pidiendo -que me quede con el niño?
-¿De dónde ha salido este niño?
Me llamo Manuel, pero me puedes llamar Manuelito.
-Es mi hijo.
-Aquí no le puedes tener y se tiene que quedar un par de días que se quede.
Pero búscale otro sitio.
Luisa, ¿puedes salir un momento?
Tienes mucha gente que te quiere, Luisa.
Voy a hacer que el culpable pague por lo que ha hecho.
No hay culpable, Luisa.
Juan estaba enfermo.
Quería darte mis condolencias.
Supongo que debes ser muy duro después de todo lo que has hecho por él.
Puede que la vida a veces parezca injusta, pero antes o después todos tenemos lo que merecemos.
Estos diseños van a cambiar la moda en España.
No creo que España quiera que le cambien la moda.
¿Es esto lo que vamos a presentar?
Creo que no soy la única que piensa que estos modelos no les van a gustar a nuestras clientas.
-Mi voto es que sí.
-Gloria.
-Yo voto en contra.
-No.
-Mi voto es sí.
-En caso de empate, el voto de calidad le corresponde -al director de las galerías.
-Y yo decido que la colección de Raúl de la Riva salga a la venta.
No, no se va a descoser ni un solo punto de este vestido.
Necesitamos una maniquí -con la misma constitución.
-Yo la tengo.
No había visto en mi vida desfilar a alguien con tanta gracia y elegancia.
Creo que tú y yo no somos nada.
Quedó muy claro el otro día, ¿no?
-¿Estoy acertando?
-La verdad es que no del todo.
¿Y en qué me estoy equivocando?
En lo más importante.
-¿Nos vamos?
-Cuando quieras.
Llevo toda la noche deseando salir de aquí.
¿Qué harías si te dijera que cogieras el primer vestido que encontraras y que te vinieras conmigo?
Te diría que sí.
[toques a la puerta] Luisa, pasa.
¿Alberto?
¿Cristina?
Alberto, perdóname.
No puedes dejar que después de tanto tiempo lo nuestro se haga así.
Tenemos que hablar, te quiero.
[♪ música de introducción] [♪ Alaba libre & Lucio Godoy: "Falling In Love"] [♪ Laurie Stras: "Sunny Day"] Hola, guapo.
-Buenos días.
-Buenos días.
¿Qué hora es?
Las 7.
¿Las 7:00?
¡las 7:00!
Ay, Dios, pero mi padre me va a matar, que no le he dicho nada, que le digo, que no le he avisado que es la primera noche que paso fuera de casa.
Dile que has pasado la noche conmigo.
Sí, y eso le va a dejar mucho más tranquilo.
Diré que con tanta celebración se nos ha hecho de día bailando.
Bailando.
¡Ay, Dios mío!
Cristina, ven.
No hemos hecho nada malo.
¿Sabes qué me pasa?
Estoy contigo y pierdo la cabeza.
Y no pienso.
Porque si pensara, habría sido una señorita.
Y habría esperado al día de la boda.
¿Te hace falta un cura para saber que eres mi mujer?
[♪ Laurent Lombard: "My Heart"] No me digas que hay que levantarse ya.
¡Ay, Dios mío, cómo me duele la cabeza!
No te preocupes, que hasta dentro de una hora y media, por lo menos, no hay que montar los escaparates.
¿Una hora y media?
¿Y qué haces que no estás durmiendo?
¿Yo?
No pegué ojo en toda la noche, Rita.
No, ya, sí, te entiendo, pero no puedes venirte abajo por el feo que te hizo Alberto en el desfile, Ana.
Porque te está poniendo a prueba.
Él quiere saber si estás dispuesta a luchar por él, -normal.
-Tiene razón.
No me digas que no, porque... -Tengo razón.
-Sí.
-Qué mola vas, ¿no?
-¿Pues te gusta?
Hija, qué cara a estas horas, qué asco.
-¿Y a dónde vas?
-A luchar.
Alberto me quiere.
Y es normal que esté molesto por todo lo que pasó, ¿no?
¿Y yo qué tengo que hacer?
Pues intentarlo.
Intentarlo, intentarlo, intentarlo, intentarlo, hasta que me perdone, aunque sea por pesada.
Pesada no, pesadísima.
Dicen que no se pierde una guerra por haber -perdido una batalla.
-Claro, si total, una vez más, pues las que hagan falta, ¿no?
Así que voy a ir a darle una sorpresa de buenos días.
¿Una sorpresa?
¿Y qué vas a hacer?
Ah, bueno, pero no me dejes así.
Oye, no puedes dejarme en ascuas.
Ana, ¿qué vas a hacer?
Vas a ir a su casa.
Ya te contaré, cotilla.
-¿Vas a ir a su casa?
-Adiós.
¿Vas?
[♪ Laurent Lombard: "My Heart"] -Buenos días, Elvira.
-Pero, señorita, qué sorpresa.
-Bueno, esa es la idea.
-¿Está don Alberto en casa?
Me imagino, por las horas y porque está el coche -en el garaje.
-Perfecto.
Pues necesito que me ayudes, que quiero darle una sorpresa.
Ya, ¡corra!
[agua corre] [tintineos metálicos] [mujer tararea] [♪ Teresa James: "Honey Don't Worry"] [portazo] ¿Alberto?
[♪ continúa Teresa James: "Honey Don't Worry"] -¿Todavía estás durmiendo?
-No.
Que va. Estaba despierto.
Qué raro.
Me pareció que te asomabas cuando estaba en el baño.
¿Y no entrar?
Demasiada tentación.
Me voy a vestir.
[♪ continúa Teresa James: "Honey Don't Worry"] ¡Pare, pare aquí, caballero, pare aquí!
-¿Pero dónde vas?
-¿Cómo se abre este vehículo?
Lo siento mucho, una noche maravillosa, pero no pienso perderme a mis primeras clientas.
-[en francés] Au revoir.
-¡Chao!
Pero, pero todavía estamos así, van a llegar las clientas -y está todo manga por hombro.
-No se preocupe.
Todos los años se hace el cambio de escaparate y siempre ha llegado el tiempo.
Siempre.
Tienes razón, don Emilio, no lo tengan en cuenta.
Sean los nervios.
Ustedes no tienen nervios, ¿verdad?
Están muy tranquilos.
Ese moño, doña Blanca.
Me pregunto cómo puede tener tanta energía.
Cuando yo me fui a dormir eran las dos y él seguía danzando.
¿Las dos?
Se lo ha pasado bastante bien, ¿eh, doña Blanca?
No tanto como él.
¿Se ha fijado en que trae la misma ropa?
Al final va a resultar que los nuevos aires de este negocio son positivos.
Eso espero, por el bien de todos.
Voy tras él antes de que me revolucione todo el taller.
Vamos a ver, ¿dónde está mi musa?
¿Dónde está mi musa?
Quiero verla ahora mismo.
¿Usted ha visto a mi musa?
¿Ha visto a mi musa?
¿Dónde está?
¿Dónde está?
¿Pero a quién busca este loco?
¡Oh!
¡Ahí está!
Radiante como siempre.
¡Qué té!
¡Qué figura!
¡Qué, qué, qué, qué...!
Por favor, señoritas, observen bien a esta mujer porque pocas veces habrán visto un ser tan bello como este.
Chérie, tenía que bajar a darte las gracias por lo que has hecho con la joya de la colección.
Gracias a ti ahora es grande.
Me va a ruborizar.
Pues vete acostumbrándote porque esto es lo que reciben las musas: Halagos.
Tú dame tiempo y tela, vas a ser muy grande.
¡Muy grande!
¡Dame tiempo y tela!
¡Vas a ser grande!
¡Grande!
[♪ música de intriga] Vamos, niña, que no tenemos todo el día.
¿Qué haces ahí tirada?
¿Se te ha perdido algo?
No, no, no.
-¿Y Ana?
-Pues de reconquista con Alberto, hija, ya sabes.
Nos toca encontrar una buena excusa, porque conforme termine anoche la cosa, doña Blanca se va a pensar que está durmiendo la mona.
Aunque bueno, es igual ya sería una excusa, ¿no?
Pues le vamos a decir eso.
"Doña Blanca, Ana está indispuesta".
Es una falta.
Pues hasta las 3 de la madrugada con lo cansada que estaba, que estaba que no podía ni con mi alma.
Pues para no poder ya aguantaste.
Tenías que haberte quedado en vez de irte a dormir, porque te digo una cosa, que tienes la misma cara de cansada que yo en las mismas ojeras.
No he dormido bien.
No, si ya, si, si es que se me va la lengua y no sé ni lo que digo.
Tú no me hagas caso, que cara vas a tener, Luisa.
-Vivo aquí al lado de ti.
-Buenos días.
Buenos días.
De buenos nada, pero bueno ¿qué hace Manolito en pie?
Y que se cae de sueño Ya lo sé, pero se ha empeñado, ¿eh?
¿Ah que sí?
A que madruga Dios le ayuda.
¡Qué fresco eres, Manolito!
¿Quién te enseñó esa frase?
-Mamá.
-Mamá, como se nota que tu madre no trabaja aquí, Manolito.
Aquí se trabaja, ahí va tu madre.
¡Mi cielo!
¡Mi cielo!
¿No sabes cuánto te he echado de menos?
¿Te has portado bien?
Sí, has sido un buen niño, ¿verdad?
-¿A que sí, Rita?
-Sí.
¿Qué te dije o no te dije que iba a venir?
-¿Te vas a quedar conmigo?
-Sí, hijo, sí.
¿Podemos hablar un rato?
Sí, claro, vamos.
Hasta ha engordado.
Gracias por cuidar tan bien de él.
Pedro, te lo agradezco mucho, pero ya no vas a tener que seguir haciéndolo.
-¿Por?
-He conseguido trabajo, tendré dinero de sobra para mantenernos los dos.
No, no te molestaré más.
Bueno no es una molestia, ¿eh?
Al fin y al cabo es mi hijo.
Mira, mira está hecho un fenómeno.
Pero bueno me gustaría seguir ayudándole de la manera que pueda, que yo me alegro que hayas encontrado un trabajo, porque Madrid es una ciudad muy grande, -llena de oportunidades... -Pedro, no es aquí.
Pero yo quiero ver a papá.
Bueno pero yo puedo coger un autocar y te voy a ver.
No seas turba.
-¿Cómo?
-En Alemania.
¿Alemania?
¿Qué es Alemania?
Pues tenías que haberla visto, Luisa.
Iba guapa, bueno, guapa, guapa, guapa.
Como esta vez a Alberto le diga que no, es que no tiene ni ojos en la cara, ni sangre en las venas.
¿Tú me estás escuchando?
Sí, que no tiene sangre en las venas.
-La manga.
-¿La qué?
La manga.
Deja del palique ya y pon bien la manga.
-Mírala... -A ver.
!¡¡Ay!
Ahora me voy a destrozar toda la decoración.
-La botellita.
-Estira la manga.
-¿Así?
-Claro, mujer, ¿cómo va a ser?
Pon la manga estirada.
Este hombre me va a volver loca.
-Ahora a la izquierda.
-¿Pero qué quiere?
A la izquierda, que muevas el maniquí un poco a la izquierda.
No, no, a tu izquierda no, a mi izquierda, Rita.
-¿Así?
-Más.
-Ay, que no me entero.
-Un poco más.
¿Así?
-No se puede.
-¿Cómo no se va a poder?
Un poco más.
Ahí está bien.
Ahí está.
-Mateo.
-Gracias, Carmen.
Buen trabajo.
El dueño de Galería es Velvet justo antes de la apertura de puertas.
¿Te han traicionado los nervios?
Lo que me sorprendes que te hayan traicionado a ti.
Se rumorea que me he vuelto un hombre más responsable.
No hagas mucho caso.
-¿Estás bien?
-Sí... ¡Vamos!
No hay tiempo que perder.
Acaben con esto, por favor.
Han madrugado más de lo habitual.
Hoy no es cualquier día, Emilio.
-¿Está todo preparado?
-Como siempre.
Entonces todo es suyo.
Señores, a sus posiciones.
Abran las puertas.
Hoy va a ser un gran día.
[♪ Lionel Wendling & James Hugues: "Flowers Don't Lie"] Mirad, don Alberto, si parece un muerto viviente.
¿Y si él está aquí?
¿Dónde está Ana?
-No lo sé.
-Mírala.
-¿Y tú cuándo has llegado?
-Hace una hora.
Hemos visto llegar a Alberto a las galerías.
Creo que lo de ser pesada no va a funcionar.
Alberto ha pasado la noche con Cristina.
¿Qué?
Entré en su habitación y los vi.
-Lo siento mucho, Ana.
-Bueno... En el fondo sabía que podía pasar.
Él me dejó muy claro que habíamos terminado.
¿Pero cómo dices eso?
Que lo que ha hecho no tiene perdón de Dios.
Te dejan, no pasan un día y se va con otra.
Ni perdón ni vergüenza es lo que tiene, hombre.
Rita.
De verdad que no pasa nada.
Estoy bien.
¿Pero cómo vas a estar bien si no lo estoy ni yo?
No puedes dejar las cosas así, Ana.
Tienes que hablar con él y ponerle los puntos sobre las íes.
¿Con qué derecho, Rita?
Si ya no estamos juntos.
Está con ella.
Pero si lo echas por despecho, Ana.
Claro.
O sea a la que quiere de verdad es a ti.
Que no se olviden tantas horas de un plumazo, hombre.
Alberto ha tomado una decisión y está siendo consecuente.
Le he vuelto loco todo este tiempo.
Si hay uno responsable de esto soy yo y tengo que aceptar las consecuencias.
¿Y ya está?
Me he sacrificado y espero que no haya sido un balde.
Ahora lo que importa es la colección.
Ana... Rita, tengo que hablar contigo.
Te tengo que contar una cosa.
Que vino su madre esta tarde.
Dice que el tren, el tren a "Stuttgart" sale esta noche.
Pero ¿cómo se lo puede llevar tan pronto, Pedro?
Que ya tienes la casa y el colegio y todo, que además no puede coger y dejar al niño y luego llevárselo cuando le dé la gana, hombre.
Sí puede, porque es su madre.
-¿Y tú eres su padre?
-No puedo decidir por él, pero si no tienen ni mis apellidos.
Pues a los das, anda, que si es por eso... Mira, le tengo que dejar ir.
Si a mí me voy a dar un soponcio y se las tome unos días, imagínate su madre.
De verdad se tiene que morir de la pena.
Papá, ¿qué hora es?
Las 10 menos 20, pero venga.
Tú duérmete que tienes que descansar.
Es tardísimo, ya tendríamos que estar trabajando.
Que tú no tienes que trabajar, Manolito, tú tienes que descansar.
Pero es que yo quiero estar contigo porque si me voy esta tarde.
Ven, vámonos.
Que don Emilio no va a montar una y con razón además.
Porque tiene que estar en las galerías hoy.
Vamos que tiene que parecer un mercado.
Si le huelen los pies como a su padre además.
[♪ música suave] La gente está agolpada en los escaparates.
Desde que los pusimos, no parece ser que les resulte indiferente.
No sirve de nada que estén en los escaparates, no ha entrado nadie.
Y no van a entrar por mucho que nos quedemos aquí mirando.
Abrimos hace menos de una hora.
Aún es pronto.
Emilio, manténganos informados.
Yo pensé que esto iba a estar lleno de señoras, papá.
Sí, hijo.
¿Y yo?
Quería verlas y a ver si les hagamos un poco de propina.
[risas] No eres listo tú ni nada.
Pero bueno, vamos viendo a ver cómo va yendo la mañana, ¿no?
Yo preferiría estar contigo en otro sitio.
¿Dónde quieres estar?
¿Qué pasa?
Mamá me hablaba de un parque que está aquí, en Madrid.
-¿Cuál?
¿El grande del retiro?
-Sí, ese.
Me decía mamá que había barcas y patos, pero al final me voy a Alemania sin haberlo visto.
Venga conmigo.
-Don Emilio... -Llega tarde.
-Sí, bueno.
-Cuarenta y cinco minutos.
Le quería pedir un favor.
Supuestamente el día iba a tener mucho lío, pero como está, pues como está, pues quería saber si me podía dar el resto del día libre.
-¿Sabe una cosa?
-Dígame.
No sé si es que me toma por el pito del sereno o que no le importa perder su trabajo.
Es que se va a Manolo y a Alemania.
Se los lleva su madre.
Bueno, ya, ya está.
Quería saber si podía pasar un, un tiempo con él.
Don Manuel.
Ha sido un placer.
Le auguro un gran porvenir en el mundo de la moda.
Gracias, señor.
¿Esto es un sí o no, don Emilio?
-¡Don Emilio!
-Es un... No grite, ¿eh?
No vaya a ser que cambie de opinión.
-¿No vamos al Retiro?
¿Sí?
-Vale.
Pedro, le traigo un envío.
Bueno, todavía no da tiempo a hacer el último recado, ¿no?
-Por supuesto.
-¿A nombre de quién?
[♪ Steve Vaus: "Carrie"] No te pienses que esto es cosa mía, ¿eh?
La ha traído un mozo.
Supongo que será de tu novio.
Vámonos.
Pedro, no me gusta que estés así conmigo.
Lo siento, pero sabes que no encajamos.
Sí, sí, sí, lo sé.
Hasta Manolito se ha dado cuenta.
Ayer estás muy guapa.
¿Me viste renacuajo?
¿Cuándo?
Porque se escapó y le pillé cotilleando el desfile.
Pero vamos, sí, todo el mundo decía que estabas espectacular.
Rita me ha contado lo de Manolito.
-Te vamos a echar de menos.
-¿Y yo?
Sí, pero bueno, no vamos a ir al retiro, ¿verdad?
Vamos a pasar el mejor día de todo lo que hemos pasado aquí en Madrid.
Vamos a comprar pipas.
¿Y si las echamos a los patos?
-¿Ah, sí?
Vámonos.
-¿Quieres?
Buenos días.
Pedro.
Manolito.
Bueno, yo creo que aquí no pintamos nada, ¿no?
¡Vamos!
Al menos demuestra carácter e insistencia.
No me sorprende que intente reconquistarte, aunque para ello ya he debido gastarse medio jornal en estas flores.
Un momento, ¿no son tuyas?
-¿Mías?
¿No son de Pedro?
-No.
[♪ Steve Martin: "New York Love Affair"] ¿Y puede saberse quién es ese admirador con tan buen gusto?
¿Y a ti qué te importa?
¡Eh!
Alberto, tranquilo.
No son ni las once de la mañana, aún es pronto para ponerse nervioso.
Esperemos a que termine la jornada antes de hacer alguna valoración, ¿de acuerdo?
Está bien.
[teléfono repicando] Y ahora cuéntame lo que no me estás contando -porque algo te pasa.
-Estoy bien, Mateo, de verdad.
Llevas con esa cara desde que llegamos esta mañana.
No son nervios, no me engañas.
-Ayer, Cristina y yo... -¿Qué?
¿En serio?
Vaya, no se te escapa ninguna.
Sabía yo que Cristina no era ninguna mojigata.
Mateo, por favor.
Lo digo en serio, me alegro mucho.
Suena muy buena noticia.
La mejor que me das últimamente.
A no ser que la cosa no fuera tan bien -como cabría de esperar, claro.
-No es eso, Mateo.
Esta mañana me he encontrado esto en la habitación.
Es de Ana.
Ha venido para darme una sorpresa y nos ha visto.
Se lo he preguntado a Elvira y me ha dicho -que la dejó pasar.
-¿Y qué?
¿Qué problema hay porque os haya descubierto?
-¿Cómo qué y qué?
-Sí, ¿y qué?
Alberto, eres un hombre libre, libre.
Habías roto con ella y le habías dejado bien claro que no querías seguir.
¿Te has echado atrás?
-No.
-Me voy a casar con Cristina.
-No me siento culpable.
-¿Y qué vas a hacer?
Voy a hablar con Ana.
-¿Qué vas a decirle?
-No lo sé.
Alberto, déjalo así.
Hazme caso.
Hazlo.
Y deja que ella también lo haga.
[♪ música suave] Mira esta, si parece un alma en pena.
Yo te digo que esto no es normal.
Porque se la ve bien, pero por dentro está fatal, que yo la conozco Luisa.
Si no le puedes obligar a hablar, si no quiere, déjala.
¿Pero qué haces recogiendo?
Que no haya pedidos no significa que no tengamos nada que hacer.
Bueno, mujer, pero trabajar por trabajar pues tampoco.
Si hasta doña Blanca está relajada, ¿por qué no nos sentamos y charlamos un poco -y nos cuentas cómo estás?
-Ya te he dicho -que estoy bien, Rita.
-Sí, pero no te creo.
No me preguntes por qué, pero no te creo.
Pues hazlo.
[exhalación] Qué cabezota es.
No lo puedo entender.
Hace dos horas que han abierto ya las puertas de las galerías y todavía no tenemos ningún pedido.
Si los hubiera ya nos habrían avisado.
No.
No, doña Blanca, le digo que está pasando algo.
Esas mujeres se morían por mis vestidos.
Usted no vio sus caras el día del desfile.
Yo solo digo que si estuviesen comprando, no tendría todas mis modistas de brazos cruzados.
Igual es que tienen tanta tarea que no dan abasto.
Voy a subir a ver qué tal.
¿No cree que si fuese así, su presencia arriba solo estaría entorpeciendo?
Sí, sí, sí, sí tiene razón.
Sí, no pinto nada allí, no pinto nada.
Eso es, me gusta mucho su actitud, doña Blanca, me gusta mucho.
No quiero derrotistas a mi lado, solo soñadores.
Voy a subir.
[♪ música jazz en inglés] Carmen, ¿pero de verdad que todavía no ha entrado nadie?
Aún no, señor de la Riva.
Pero bueno, ¿qué haces aquí?
Yo te hacía descansando de la fiesta de anoche.
Sí, pero esta colección es diferente.
Quería irla desde el principio por primera vez.
¿Sabes?
Las señoras comprando, las idas y venidas al taller por los encargos.
Pero no está siendo exactamente como me lo imaginaba.
Ya.
¿Estás bien?
Sí, que me duele la borrachera todavía y estaré sensible, yo qué sé.
Por cierto, ¿qué dicen las malas lenguas?
Que Albertito y tú desaparecisteis muy pronto de la fiesta.
¿Qué tal?
¿Le gustó la lencería?
¿Qué hiciste?
¿Y si hicisteis?
Digamos que queríamos celebrarlo en privado.
¡Oh, y la señorita Otegui viviendo un pecado!
-¡Ah!
¡Me maravilla!
-¡Me voy a ver a mí prometido!
[exhalación] Quiero ver ahora mismo una sonrisa en esas caras.
No hay mucho que celebrar.
A ver, aún es pronto.
En la mitad no hay críticas y en la otra mitad son malas.
Pues entonces no las leas.
No han entendido, no han entendido la colección.
Será mejor que el solterón amargado deje solos a los amantes de Teruel.
[♪ Steve Martin: "New York Love Affair"] Siento interrumpirle, don Mateo.
Tranquila, ya he terminado.
No le han enseñado que leerse las cosas de los demás, -es de mala educación.
-Conozco a Sergio, un cazatalento sí, en todos los sentidos.
No sabía que se preocupaba tanto por mi bienestar.
Don Mateo, es usted un jefe de lo más dedicado.
Lo creas o no, siempre me he preocupado, sigo haciéndolo.
No hace falta que se preocupe tanto, sé cuidarme yo solita.
"Como usted desee, señorita Kelly".
Don Mateo, ¿puedo salir hoy media hora antes?
Es que no quiero llegar tarde a mi cita y me gustaría arreglarme un poco.
Por supuesto, tómese todo el tiempo que necesite.
Gracias.
[♪ continúa Steve Martin: "New York Love Affair"] Venga, ya hemos terminado ahí arriba.
Supongo que la cosa no ha mejorado en esta última hora, ¿no?
-Carmen, ¿va todo bien?
-¿Y usted?
Todo lo bien que puede ir, dadas las circunstancias.
Nunca antes había quedado a celebrar un desfile.
Sabes perfectamente que no me gustan las fiestas.
Pero se quedó.
Incluso se animó a bailar.
Bueno, sí, pero fue solo un baile.
Y no porque yo quisiera.
Pero ese chico se empeñó y no podía negarme.
Supongo que quiere caerme bien por la cuenta que le trae si quiere acercarse a mi hija.
Madre, tengo que decirle algo.
Me marcho de las galerías.
He mandado mis referencias a Almacenes Victoria y creo que es una buena oportunidad.
-¿Almacenes Victoria?
-En San Sebastián, sí.
Y ya sé lo que me va a decir.
Pero tal y como están las cosas aquí, el futuro no pinta muy prometedor.
Y yo tengo que mirar por mi bienestar.
No, no, sí, lo comprendo.
Pero ¿estás segura de que te ofrecen mejores condiciones que aquí?
Lo he pensado bien, madre, y de verdad que creo que es lo mejor para mí.
Siempre que me escojan, claro.
Claro.
Si eso es lo que quieres.
[♪ música triste] -Doña Blanca.
-Señorita Cristina.
Ver tan parado el taller asusta, ¿eh?
No, aún tenemos trabajo.
Quedan encargos por terminar y cerrar los vestidos para su boda.
Si quiere puede hablar con Ana de los avances de su vestido.
-Sí.
-Ahora sí me disculpa.
Gracias.
Ana, buenos días.
No quiero parecer desconsiderada, pero bueno, aprovechando que hay poco movimiento, ¿te parece que podemos avanzar con el vestido de novia?
Claro, como usted quiera.
¿Te parece que venga mañana?
¿Tú crees que podrás tener una primera prueba lista?
Haré lo que pueda, pero no hay mucho trabajo, así que me imagino que sí.
Pero lo habrá.
Estoy convencida de que la colección acabará vendiéndose.
Hoy es un buen día, Ana.
Nada puede salir mal.
Es que ha empezado tan bien.
¿Tú sabes el conjunto que me vendiste?
Pues al final le he dado buen uso.
-¿Crees que he hecho mal?
-No.
Creo que cada uno tiene que hacer las cosas como la siente.
Yo no lo tenía planeado y Alberto creo que tampoco, pero surgió y yo no me puedo quitar la sonrisa de tonta de la cara.
Debería aprovechar este momento.
Parece que las cosas siempre van a ir bien, pero nunca se sabe.
Pues yo estoy segura de que siempre van a ir bien, porque voy a casarme con él.
[♪ música triste] ¿Sí, el teléfono de almacenes Victoria en San Sebastián?
Muchas gracias.
Doña Blanca.
¿Qué ocurre?
Preguntan por usted, es importante.
Ponerle algo así en la muñeca, pero espera.
Pásame el encaje blanco de pedrería.
-¿Este?
-Sí.
Mercedes, necesito que se ponga con algo.
¿Es un vestido de la colección?
No, es un vestido de luto para doña Cayetana.
Su marido, don Francisco, ha fallecido.
¿Cuándo?
Lo han encontrado esta mañana muerto -en la cama de una pensión.
-¿Y qué ha pasado?
No se sabe nada más y, como comprenderán, tampoco son detalles que nos incumban.
Lo más que pueden hacer es rezar una oración por él.
Yo conozco los gustos de doña Cayetana.
¿Puedo encargarme yo?
Está bien.
37 y 41.
Hemos pensado en utilizar el modelo Poulin de Diyon.
-Sabemos que es su favorito.
-Sí, me oí de mi marido.
Lo era.
Lo siento, es que todavía no me he hecho la idea.
Sé lo que significa perder a un marido.
Todavía no hemos podido velarle.
La policía nos ha dicho que el forense necesita un día para hacer la autopsia y dictaminar la causa de la muerte.
Yo sinceramente lo único que quiero es que le dejen descansar en paz.
Al final este proceso va a ser mucho más largo y doloroso de lo que ya está siendo.
En nombre de mis chicas y en el de todas las galerías le acompañamos en el sentimiento.
Muchas gracias, doña Blanca.
Luisa, ¿tiene ya las medidas de lo que necesita?
-Sí.
-La prueba tiene que estar para mañana, ¿de acuerdo?
-Buenos días, señorita.
-Susú, qué alegría verte.
Pensé que te había pasado algo.
Ahora mismo subo en tu vestido.
-Patricia.
-Sí, un momento.
Carmen, el modelo Shimbasi.
¿Puedes traerlo, por favor?
Patricia, no te molestes.
Venía por él, pero finalmente no voy a comprarlo.
Lo siento.
Pero si me dijiste que te encantaba.
Y me encanta, pero a mi madre no.
Me ha dicho que como su padre la vea así vestida, -la deshereda.
-¿Que la deshereda?
-Lo que uno tiene que oír.
-¿Estás segura?
Eso me ha dicho Susú y tiene todo el sentido.
Todas las chicas de nuestra clase dependen económicamente de sus padres.
Menos yo.
Comprarán lo que sus padres aprueben.
Por favor, no cedan ante la ignorancia.
Alberto, tú mismo dijiste que esta colección era una obra de arte.
Estas personas no podrían apreciarla ni aunque la tuvieran delante de sus narices -escupiéndola a la cara.
-Es lo que le están haciendo -a tu colección, ¿verdad?
-¿A mi colección -o la es culpa mía?
-Raúl, por favor.
No he querido decir eso.
Todos tenemos la culpa.
Queríamos avanzar, ¿verdad?
Pero hemos dado tres pasos de gigante en vez de uno.
Quizá deberíamos pararnos, reflexionar y dar marcha atrás, Alberto.
Todavía estamos a tiempo.
Dar marcha atrás sería reconocer una derrota y aquí nadie ha perdido nada.
Mis vestidos se venderán.
Gracias a ellos este negocio subirá como la espuma y alguien va a tener que tragarse sus palabras.
Mucho mejor, porque tragarme tu vanidad sería imposible.
Seguro que me muero atragantado.
¿Qué he dicho ahora?
Dime la verdad, Ana.
¿Tú lo ves bien?
Sí, tal cual usted lo diseñó.
Vamos a ver.
Los encajes y el bordado están bien rematados, esto está bien.
Pero la falda, el dobladillo.
El dobladillo está perfecto, está perfecto.
Es este escote, este escote no es lo suficientemente simétrico.
A ver.
¡Lo ve!
¡Tres milímetros diferente al patrón que yo diseñé!
¡Deme las tijeras!
Señor de la Riva, está perfecto.
¡No!
Si no fuera, no estaríamos así, ¿verdad?
¿Se encuentra bien?
Ha hablado con dirección.
¿Y qué han dicho?
[♪ música suave] ¿Cómo has visto las cosas en el taller?
Pues la verdad es que es extraño ver a las chicas tan paradas.
Pero he aprovechado para pedirle a Ana que adelante con el vestido de novia.
He pensado que era bueno para las chicas ver que hay movimiento, que no piensen que algo malo puede pasar.
-¿Te parece bien?
-Sí, claro.
-Buenos días.
-Padre.
Hola, Gerardo.
¿Podemos hablar un momento?
Claro.
Cristina, lo siento, pero ahora toca hablar de negocios.
Ajá.
Lo primero de todo, quiero que sepa, Gerardo, que su inversión no corre ningún peligro.
Creo firmemente en esta colección.
Basta.
Es evidente que la colección es un fracaso.
-Gloria tenía razón.
-Eso no es cierto, Gerardo.
Y tampoco es cierto que he desengañado a mi hija.
La encontré en tu despacho cuando vine a buscar a Cristina, a la que, por cierto, no he visto regresar hasta esta mañana.
Las celebraciones se alargaron anoche.
Eso mismo dijo ella.
Pero supongo que no habrías celebrado tanto de saber tú el fracaso que se avecinaba y ella, que estás con otra mujer.
Se equivoca.
Esa historia forma parte del pasado.
¡Mentira!
"Alberto, perdóname.
No podemos permitir que después de tanto tiempo esto acabe así".
¿Quieres que siga leyendo?
Hágalo, la carta lo dice bien claro.
-Se ha terminado.
-Nos has mentido.
A ella y a mí.
Te pedí que hicieses feliz a mi hija.
Lo he hecho.
¿No la ha visto sonreír?
Sí.
Y también veré cómo se borra su sonrisa cuando sepa lo que has estado haciendo a sus espaldas.
¿Qué se pensaba cuando hizo un trato conmigo?
¿Crees que estás en condiciones de hablarme de esta manera?
He renunciado a todo por su hija.
Créame.
¿Por qué iba a creerte después de esto?
Quiero mi dinero antes de un mes.
Y ahora, si me disculpas, tengo que hablar con mi hija y cancelar una boda.
¿Y si la hago socio mayoritario de Velvet?
-¿Cómo?
-Ampliaríamos el capital social y usted formaría parte de la empresa.
¿Y permitir que alguien que no sea un marqués entre dentro de la empresa?
Tienes que estar muy desesperado para llegar hasta aquí.
Usted insinúa que quiero a Cristina solo por su dinero, ¿verdad?
Le estoy demostrando que eso no es así.
Si acepta será el mayor accionista.
¿Y por qué va a hacerlo?
Ahora que está claro que la colección es un fracaso.
Porque vamos a ganar mucho dinero, mucho dinero, y usted lo sabe.
Los tiempos están cambiando y Velvet está preparado para ello.
Es un gran negocio, uno en el que usted quiso entrar hace muchos años, pero mi padre no le dejó.
Yo era muy pequeño, pero tenía oídos.
A los dos nos conviene el silencio, Gerardo.
No queremos hacerle daño a Cristina, ¿verdad?
Piénsatelo bien, Alberto.
Como suegro puedo ser muy complaciente, pero como socio soy implacable.
Ya lo he hecho.
Eres consciente de lo que vas a hacer, ¿verdad?
No solo vas a casarte con su hija.
Ahora estás dispuesto a deberle todo a ese señor.
-No queda otra alternativa.
-Siempre la hay.
Podemos abaratar la colección e intentar colocarla en el extranjero.
Lo sabe todo.
Sabe que me estaba viendo con otra mujer mientras me comprometía con su hija.
No sabe quién es.
Pero encontró una carta de Ana en mi despacho.
Tenía que convencerle que estaba de su lado Mateo.
-¿Crees que merece la pena?
-¿Y qué remedio me queda?
A Ana ya la he perdido y le he hecho daño.
No quiero hacer lo mismo con Cristina.
He tomado una decisión y la voy a llevar hasta el final.
Tú confía en mí.
Sé cómo controlar a Gerardo.
[voces indistintamente alrededor] Pues si no tenéis nada que hacer, no sé por qué te preocupa tanto que se entere doña Blanca.
Pues porque no me pagan para hacerte modalitos, Clara.
Y esta tiquita una vez casi no hay quien te ajuste -los escotes, hombre.
-Pero, Rita, que no seas tan remilgada.
Si no lo soy, pero a este paso se te va a ver la cicatriz de la apendicitis.
Que te he dicho que esta noche tengo que estar espectacular.
Ya, ya, ya me lo has dicho cientos de veces, pero ¿se puede saber con quién tienes la cena?
¿Eh?
Con Sergio Casals, un admirador.
La otra noche después del desfile no me dejaba ni a sol ni a sombra.
Y además, es productor cinematográfico.
No me digas.
Oye, ¿qué películas ha hecho?
Porque lo mismo no he visto alguna en los Capitol.
Bueno, películas, películas.
De momento creo que solo he hecho anuncios para televisión.
¿Que las famosas también salen en los anuncios?
¿O es que tú no has visto las revistas?
Sí, sí, sí, yo no digo nada, vamos, Dios me libre.
Me ha dicho que tengo talento natural.
Bueno, que una modelo gana lo suyo, pero imagínate lo que tiene que ganar una actriz.
¿Tú crees que me dará alguna oportunidad?
Yo creo que le esperaba que la oportunidad sabés tú.
¿Por qué un ramo de rosas lleva una cena?
No sé.
Mateo, ¿tu nuevo novio no te dice nada?
Mateo es un estúpido, así que ni me lo menciones.
¿Qué pasa, que no te gusta ahora?
Pues claro que me gusta, Rita.
Ay, Rita, es que no te enteras de nada.
Mateo es uno de esos hombres que no se comprometen.
Y si me ve suspirando por sus huesos, no me va a hacer caso.
Así que mano dura.
Mano dura aunque me cueste.
Es una auténtica cruz lo tuyo, ¿eh?
Pero a ver que me entere, ¿el de la cena ese te gusta -o no te gusta?
-Pues no.
A ver, que no sé, parece buena persona, pero es gordito, bajito.
Y no estoy segura, pero yo creo que tú eres un ojo al hablar.
Bueno, hija, si no te veo el socavón que te acabo -de dejar aquí.
-Que está perfecto.
Venga, quítatelo, que te lo termino.
[♪ música alegre] ¡Manolito!
¡Ay, ay, ay, ay!
-Espero que te guste.
-¡Ay, qué bonito!
Se lo ha comprado una mujer en el parque que los vendía.
Para que te acuerdes de mí cuando me vaya.
Venga, vámonos, vámonos.
Tía Rita, ¿no vienes con nosotros?
Sí.
¿Y después de las barcas qué hicisteis?
Fuimos a darle de comer a los patos.
Son unos glotones, comen más que yo.
¿Más que tú?
Bueno, eso sí que no me lo creo.
¡Que es verdad!
Bueno, Manolito, ¿tú te has comido un bocata?
¿No?
¿Te has comido un helado?
¿Se ha comido un barquillo?
Eso es porque se va a poner muy grande, ¿verdad?
Más que tu padre.
Cuando crezcas te va a llegar por la cintura.
-¿De verdad?
-Claro.
Si yo te llamo enano, pues porque sé lo que me espera.
[toques a la puerta] Pedro, te están buscando.
Vamos, Manolito.
-¿No te lo quedes?
-No.
Vámonos.
Es que en Alemania no hay pinturas.
Y pórtate bien con tu madre, ¿eh?
Mira, pa'l camino, que hasta llegar a Alemania hay un trecho.
Toma.
Oye, te voy a escribir todos los días, ¿vale?
Pero contéstame, no me quiero quedar esperando con un paquete al cartero, ¿vale?
-Aún no sé escribir.
-Bueno, yo te ayudaré.
Ven aquí, anda.
Ven aquí.
[♪ música de nostalgia] Venga, vamos, que vais a perder el tren.
Vamos, que te agarras como un bicho.
¡Venga!
Escríbeme cuando lleguéis, ¿vale?
Te quiero, papá.
Y yo a ti, enano.
¿Sabes?
Cuando llegues, te voy a comprar todos los térreos que haya.
Y todos los churros y todos los bollos.
-Vale.
-Ven aquí.
[besos] -Te quiero.
-Y yo.
[♪ música nostálgica] Si buscas el hilo blanco de seda, no está ahí.
Está en los cajones de arriba.
Es que llevo más de una hora sentado aquí en la misma posición y cuando el diablo no tiene nada que hacer.
Sé lo que están pensando y no es así.
Sí, sí lo es.
Es un fracaso, Dios mío, no puedo ni decirlo.
No puedo.
Es que no tengo ni el valor de ponerlo en palabras.
No puedo enfrentarme a esto, Ana.
No puedo, no puedo.
Mira, cuando era pequeño, ¿sabes qué hacía?
Dibujar.
Hasta que me sangraban los dedos.
-¿Y qué dibujaba?
-Mujeres, una tras otra.
Con vestidos, con telas de mil colores, cinturas estrechas, tacones de infarto, delirio tras delirio.
Un día, sin decir nada a nadie, cogí mis cosas y me fui a París, con una mano delante y otra detrás.
Y mis bocetos, bajo el brazo.
Y allí todo salió bien y triunfó y puedo seguir dibujando como un loco.
Sí, pero yo quería volver a mi país.
Triunfar en casa.
Ser profeta en mi tierra.
Y demostrarle a mi familia que había hecho algo bueno con mi vida.
Pero... Pues igual tienen razón y las mujeres de este país no están hechas para mi moda y ya está.
Pero es que estoy arriesgando tanto con esto, Ana.
No es el único.
Yo también lo he arriesgado todo.
¿Tú?
Y todos los de aquí.
Todos hemos puesto mucho en esto para que salga bien.
Claro, ya los van a despedir a todos por mi culpa.
Anda, que eres buenísima dando ánimos, querida.
-Sí.
-Lo que quiero decir es que si yo tuviera dinero me compraría todos y cada uno de los vestidos que usted ha diseñado.
Que nunca habíamos cosido para un diseñador con tanto talento.
[♪ música alegre] Eres un cielo, Ana, pero dime la verdad.
¿Tú crees que esto tiene arreglo?
De algo tiene que haber servido todo el esfuerzo.
Y yo no me voy a rendir, y sé que usted tampoco.
Y menos ahora, que es cuando más le necesitamos.
Señoritas, sé que el día de hoy no ha sido como esperaba.
[llamada entrante] Bueno, no ha sido el día que esperábamos ninguno.
Son días inciertos, pero no podemos perder la calma.
-Yo quería decir que el... -Sí.
...trabajo aquí con ustedes ha sido el mejor de toda mi carrera.
-Defender es siempre... -¡Es de arriba!
¡Tenemos clientas!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Tenemos tiempo!
¡Venga, venga, venga!
[♪ Laurent Lombard: "Come On Ladies"] Hay que ajustar el talle, pero ya verás, quedará perfecto.
He llamado al taller y enseguida llegará -una modista.
-O mejor, un diseñador.
¿Y qué mejor que el mismísimo creador de la colección para garantizarle sencillamente la perfección?
Señoras, Raúl de la Riva.
Así que creo que ustedes no tendrán ningún problema en defendernos.
Patricia, atiende a esas señoras.
-Usted, sígame.
-Sí.
Se puede fiar de Rita, es la mejor de las modistas.
Consuelo, tú no le pongas tanto sal.
No va a haber ningún problema, de verdad.
En una semana tendrás los vestidos y podrán pasarse para una última prueba.
-Raúl, eres encantador.
-Ha sido un placer.
No, el placer ha sido mío y de las galerías, porque nos encanta tener clientas con tan buen gusto como ustedes.
[♪ Laurent Lombard: "Come On Ladies"] ¡Vuelvan pronto!
Lo hemos conseguido.
¡Raúl!
¡Raúl!
¡Por favor!
-¡Raúl!
-Disfruta Patricia, disfruta.
Que esto no ha hecho más que empezar.
[♪ continúa Laurent Lombard: "Come On Ladies"] Bueno, parece que nuestra suerte está cambiando.
Sí, quizá para el ego del señor de la Riva.
Pero mire, mire a su alrededor.
Y recuerde otras colecciones.
[campanilla golpea] Quieto, compañero.
Antes de nada, -dame un abrazo.
-¿Qué dices?
¿Me lo vas a dar sí o sí?
Estoy ganando tiempo.
¿Qué pasa?
¿Por qué me has hecho bajar al taller?
Porque... No mires.
Como siempre, tu fiel escudero es portador de grandes noticias y quería que lo vieses con tus propios ojos.
No mires, no mires, no mires, no mires.
Cuando yo diga.
¿Voilà?
-¿Y esto?
-Cuatro vestidos de la última colección de galerías Velvet, encargados y en pleno proceso de elaboración.
¿Te dije o no te dije que lo haría?
-¿Cuándo?
-A última hora de hoy.
Son cuatro vestidos, no es mucho, pero poco a poco.
Este es el listado de las clientas.
-Gracias.
-Esto es el comienzo solo, Alberto.
Ahora una señora se lo ve a otra por la calle, se activa la cadena.
Sí, la cadena.
Te veo en el despacho.
[♪ Steve Vaus: "Carrie"] [silbido] Señoritas, ya es la hora.
Pueden retirarse.
¿Carmen?
[toques a la puerta] ¿Carmen?
¿Pero qué te pasa, hija?
Me han llamado de Almacenes Victoria.
Dicen que ha habido un error.
Que le han dado el trabajo a otra.
Lo siento, lo siento mucho.
Pero habrá otras posibilidades, ya lo verás.
Si no es allí, será en otro sitio.
Y mientras estarás aquí conmigo, por muy mal que vayan las cosas, yo me aseguraré de que a ti no te pase nada.
Usted no lo entiende, madre.
Yo quería irme de aquí y contaba con ello.
Pero si no es con trabajo, será sin él.
¿Pero qué tontería es esa?
No quiero estar aquí, no puedo.
¿Pero por qué?
Yo estoy aquí.
Primero se fue tu padre.
Y ahora eres tú la que quiere abandonarme.
Dime por qué todos acabáis abandonándome.
Max está enamorado de otra mujer.
Él no se lo ha confesado todavía, pero sé que tarde o temprano lo hará.
Y algún me dice que acabarán juntos.
¿Pero y a ti quién te dice que esa chica sienta lo mismo?
Si lo quieres, tienes que luchar por él.
Esas cosas se notan, madre.
Les he visto juntos.
No tienen nada que ver el uno con el otro.
Pero uno no escoge de quién se enamora, ¿verdad?
[♪ música triste] No puedo estar aquí.
Cuando eso pase, no quiero.
No puedo.
¿Y qué pasa conmigo?
Tengo que perderte por su culpa.
No, eso no va a pasar, madre, se lo juro.
Sabe que yo siempre he querido un cambio de vida.
vivir lejos de su cobijo y de su protección.
Necesito saber quién soy yo, yo sola.
A lo mejor este es el momento perfecto.
[♪ continúa música triste] Deja eso que tenemos que brindar.
¿Qué haces aquí?
Pues celebrar que iba a ser el peor día de nuestras vidas y al final va a ser el mejor.
Que sabemos que se han vendido cuatro vestidos.
Enhorabuena.
Yo no le he dicho ni mu, Alberto.
Lo que pasa que hay veces que las buenas noticias corren más que las malas.
¿Ves cómo te dije que la cosa se iba a animar?
¿Eh?
¿Me puedes dejar un segundo con ella, por favor?
Un segundo, ¿no?
Todo el tiempo del mundo.
Mira, el champán.
La noche.
La luna.
¿Qué pasa?
He visto la lista de ventas y todas son amigas tuyas, íntimas.
Debe ser una coincidencia.
Mientes muy mal, como actriz no te ganarías el pan, ¿me lo vas a contar o...?
O te lo tengo que sacar a las malas.
Bueno, está bien, mea culpa, mea culpa.
No te enfades, solo quería animarte, Alberto.
Es que esta mañana tenías una cara y yo no quiero verte nunca así.
Muchas gracias, pero este negocio no depende de que chantajes a tus amigas.
Entre otras cosas, porque en una semana te has quedado sin amigas.
Tienes razón.
Pero bueno, ahora que mi padre forma parte de la empresa, las cosas van a ir mejor, ¿no?
Y podremos centrarnos en la boda.
Y en lo que es más importante de todo.
Yo, tú y yo.
¿Sabes que no he podido dejar de pensar en todo el día en lo que pasó anoche?
[♪ Christian & Stéphane & Yves: "Take A Look Of Love"] -¿Qué pasa?
-Que creo que no es el momento.
Después de todo lo que ha pasado con la colección, no... Han pasado muchas cosas que hacer.
Claro.
Claro, claro.
Claro.
Se me ha ido el hambre.
Si es que yo no tengo ni apetito, de verdad.
Y para que a mí se me vaya el apetito, esto no se me va -a pasar nunca, esto es... -Ay, no, si con esa cara de acelga todo el día complicado tienes -que hacer el esfuerzo.
-Pues es la cara que tengo, -es la cara que me sale, Rita.
-Pedro, ya está, -de verdad, se acabó.
-Vale.
Has terminado el turno y yo también, nos vamos.
¿A dónde me vas ya así, Rita?
Pues a divertirnos, hombre, a disfrutar de la vida.
Que hace cinco días ni siquiera sabías que tenías un hijo.
Y ahora tienes uno precioso, Pedro.
Manolito.
Es que no paro de pensar la primera vez que lo vi.
Con esa carita, esos ojos como los míos.
Con cara de no haber roto ningún plato nunca.
Vale, que sí que estamos de celebración, sí lo sé.
Pero si soy un triste, si soy un perdedor, Rita, normal que tu hermana esa se desencantara de mí.
Y después de la gran noche del desfile, claro, ¿para qué te quiero contar?
Dudo que quieras volver conmigo, aunque tampoco lo quiero, te digo una cosa.
No lo quiero para nada.
A mí me ponen al genio de la rampa y me dicen: Pedro, pide un deseo.
Lo pido, Manolito aquí, ya conmigo.
Bueno, si te entiendo, Pedro, que yo pediría lo mismo, ¿qué te crees?
¿Tú te acuerdas qué cara tenía con los churros, eh?
Con los churretes, ¿te acuerdas qué cara tenía?
La misma cara que... Es que dudo que pueda volver a dormir sin que alguien me ponga los pies en la cara.
Muchas veces me pongo a pensar y digo.
Como alguien te puede cambiar la vida en tan poco tiempo.
Y me respondo yo mismo, digo, porque eres padre.
Y todo cambia.
Ya no puedes ser egoísta.
¿Qué te pasa, Rita?
Nada, que es muy injusto lo que te ha pasado, Pedro.
Porque has estado siete años sin saber que existía y ahora cuando lo encuentras te lo quitas.
La vida no es justa, Pedro.
No.
No, no es, no.
[♪ Laurent Lombard: "She Got Me Now"] Y claro, empezará en la escuela y no va a entender ni jota, el pobre.
Bueno, mira, que ya le llamo por teléfono y hablamos, ¿vale?
Que no, Pedro, no, que el teléfono no es lo mismo, que es un fastidio.
Que ya lo sé, Rita, si es mi hijo.
Oye, ¿por qué no nos vamos a Alemania?
Tú y yo al sitio ese el "Stuntgart".
Stuttgart, te he dicho que se llama Stuttgart.
Vámonos en Semana Santa.
Fíjate, yo tengo el dinero ahorrado de la casa que me iba a ir con Clara, Rita.
Imagínate la ilusión que iba a tener Manolito al ver nuestras caras.
Además, tú sabes francés, que eso lo tenemos ganado.
Pero si en Alemania no hablan francés.
No, bueno, pero está al lado de Francia, a lo mejor algo se pega.
Bueno.
Venga, no llores, por favor, que me vas a partir el alma, Rita.
Es que cuando tengo carrera ya no puedo parar.
Sí que como eres.
Yo aquí riéndome y consolándote, que si no llegase por ti yo hubiese estado... Yo hubiese estado destrozado.
Ven aquí.
Es que es lo mejor que tengo, Rita.
Gracias, eh.
De nada.
[♪ Giuseppe Verdi: "Don Carlos, Act II"] -No, eso no es cierto.
-Claro que sí.
Primero en la televisión, con algunos de los anuncios más importantes.
Que te den algo de caché.
Y después, con un poco de suerte, mis contactos y un buen guion, tus padres te verán en el cine de verano de su pueblo.
Ay, Sergio, muchas gracias por todo.
Ha sido una noche impresionante.
¿Te llamaré?
La Cenicienta vuelve antes de la medianoche.
Y veo que no le falta ninguno de los zapatitos de tacón.
Mateo, ¿qué haces aquí a estas horas?
Solo quería saber qué tal te había ido -con el cazatalentos ese.
-Inmejorable.
Me ha prometido que me va a hacer una prueba para... Sí, ya, ya, ya.
Seguro.
Lo que no puedo imaginar es, a cuántas chicas habrá prometido lo mismo que a ti.
Te ha dicho Grace Kelly, ¿verdad?
Imagino que irá cambiando de actriz según convenga.
-Yo lo haría.
-¿A ti qué te pasa?
¿No crees que tenga talento?
Creo que intenta llevarte a la cama, Clara.
Se acostará contigo sin compromisos, sin promesas.
Los cuentos de hadas no existen.
Por mucho que beses a ese sapo, no va a convertirse en príncipe.
¿Hablas de él o de ti?
Porque eso es exactamente lo que has hecho conmigo.
Bueno, conmigo y con todas las tontas que pensamos que hay algo detrás de ese bigotito.
-No vuelvas a verle.
-Porque tú lo digas.
Apestas.
Haré lo que yo quiera.
Lo digo en serio.
No vuelvas a verla.
Por favor.
¿Por qué?
Lo único que tienes que hacer es decirme, ¿por qué no quieres que vuelva a verle?
Y no me repitas ninguna de esas absurdas excusitas.
Dime la verdad y no le veré.
[♪ Steve Martin: "New York Love Affair"] Ya, es lo que pensaba.
Buenas noches, don Mateo.
Bueno, yo ya he terminado.
¿Quieres que te ayude?
No, que va, vete a descansar.
Bueno, cuatro vestidos no está mal, ¿no?
-Algo es algo.
-Sí.
Si no los hubiesen encargado las amigas de la señorita Cristina, no estaría mal.
¿Quieres que te ayude?
Te voy a ayudar.
Mira, hay que meter dos centímetros de cintura.
-Aquí y aquí, ¿vale?
-Voy.
Igual este es el último vestido que confeccionamos -para estas galerías, Luisa.
-Pues te ha quedado precioso.
Si yo fuera tú, estaría pensando en montarme una tienda.
Pues no creas que no lo he pensado veces.
Intentar hacer vestidos para vender fuera, pero al final no sé qué tienen estas galerías, que siempre termino quedándome en ellas.
¿Nunca te arrepientes de las decisiones que has tomado?
Ayer le dije a Alberto que sí.
Pero no.
No podría vivir con la culpa de no haber hecho nada por salvar estas galerías.
Así que si volviera atrás, me imagino que haría lo mismo.
Va a ser verdad eso de que cometemos siempre los mismos errores.
Es una boutique en el centro de Barcelona, con mucho encanto.
Conozco a la dueña y ya está avisada de que vas para allá.
Te ayudará a encontrar piso.
Y esto es para que puedas ir tirando los primeros días.
Gracias.
Sé que no he sido la mejor madre del mundo, pero nunca es fácil dejar volar a los hijos.
Y tú ya no eres una niña.
Tienes que prometerme una cosa.
Que esto no le hunda.
Estos días le he visto mucho más feliz que en toda su vida.
Aquí hay gente que le aprecia aunque usted no lo crea.
Y es joven.
Todavía puede disfrutar mucho de la vida, ¿hmm?
-Cuídate, hija.
-Te llamaré.
Todos los días.
[motor arranca] No se preocupe.
Puede que en Barcelona sean más exigentes, pero le irá bien.
Lo sé.
Aprendió del mejor.
[toques a la puerta] ¡Un momento!
[moquilleo] ¿Cómo está?
Carmen se ha ido y le he dado referencias.
Ha hecho lo que cualquier madre haría por su hija.
Y ahora estoy sola.
Veinte años después vuelvo a estar sola en estas galerías.
Eso no es cierto.
[♪ música triste] Doña Blanca subirá en un momento, están avisándola.
No, no te apures, al fin y al cabo eres tú quien ha confeccionado el vestido, ¿no es cierto?
Así que estoy segura que puedes encargarte perfectamente.
Y sinceramente, hasta lo prefiero.
Quiero acabar con esto cuanto antes.
Además, tampoco tenemos mucho tiempo.
El entierro está previsto para mañana.
Pero usted dijo que iban a esperar a la policía.
-¿Eso escuché ayer?
-Por suerte la policía ya ha hecho su trabajo.
-Pase.
-Gracias.
Nunca me ha gustado, el negro quiero decir.
Doña Cayetana quería que supiera que siento lo ocurrido.
-No, no lo siente.
-¿Perdón?
Aquí dentro no hay nadie Luisa, solo estamos tú y yo.
Y no tenemos que seguir fingiendo.
Somos las únicas que conocemos la verdad.
Perdone, pero no sé de qué me está hablando.
Mi marido era un ser despreciable y tiene lo que se merece.
Pero usted dijo que tenía que soportarlo y que no me ayudaría.
Que si conociste su peor cara.
Prueba a convivir con él durante más de 30 años.
Mientras él tenía sus caprichos, yo tenía que soportarlo en casa, con sus golpes y con sus gritos.
Pero por suerte, Francisco tenía peor salud de la que todos esperábamos, ¿no es cierto?
[♪ música misteriosa] ¿Quién lo iba a decir?
Bueno, así son las cosas.
Todo se ha terminado.
Eres joven, Luisa, y te queda mucha vida por delante.
Al final esto no va a ser más que un vago recuerdo.
Así que ahórrate las lamentaciones y ayúdame con esto.
Cuanto antes me ponga el luto, antes me lo quito.
-¿Qué tal ha ido?
-Bien.
-Ha quedado perfecto.
-¿Ah, sí?
Ay, he encontrado esto en la habitación.
Creo que es tuyo.
No sabía que le tuvieras tanto cariño.
Eran de mi Juan.
Ana, tengo que hablar con usted.
A partir de ahora ya no tendrá que hacerse cargo del vestido de novia de la señorita Cristina.
Pero se llevó toda la noche cosiéndole.
Lo sé.
Pero ya le he pasado el trabajo a otra modista.
Ella se hará cargo a partir de ahora.
¿Y esto es cosa suya?
Porque si es así no lo entiendo.
-La señorita Cristina -Son órdenes de arriba.
Y entre usted y yo, bienvenidas sean.
Porque sinceramente, no creo que le estuvieran haciendo ningún bien.
Ana, ¿dónde va?
[♪ música suave] [campanilla de ascensor] Clara, ¿está Alberto en su despacho?
Sí, ahora mismo le digo que estás.
Ana.
Ana.
¿A qué viene todo esto, Alberto?
¿Te has vuelto loca?
Lo siento, don Alberto, no he podido pararla.
No se preocupe, Clara.
Déjanos solos, por favor.
¿Por qué no estoy haciendo el vestido de novia de Cristina?
-No tienes por qué hacerlo.
-Es mi trabajo.
Lo siento, Ana.
Siento mucho.
Siento que hayas tenido que enterarte así.
Pero quiero que entiendas que no... No hay nada que entender.
Ni nada que explicar.
No me esperaba este final.
Yo tampoco.
Pero no te preocupes, que estaré bien.
[♪ música suave en inglés] ¡Qué maravilla!
Es precioso.
Ana, muchísimas gracias, muchísimas gracias por todo el esfuerzo, es precioso.
Es justo lo que había imaginado.
¿Estás bien?
Un poco indispuesta, nada más.
[♪ música suave en inglés] Y le aseguro que no le van a hacer ninguna gracia.
¿Qué te pasa?
Lo he perdido, tío.
He hecho todo lo posible, pero la prefiero a ella.
Deshágase de esto por mí, por favor.
Esto no es solo de Alberto, es tuyo, es parte de tu vida.
¿Por qué no lo vas a conservar?
Tírelo por favor.
Está bien.
Está bien, lo haré.
Tranquila.
Todo va a ir bien.
[♪ continúa música suave en inglés] Don Emilio.
¡Llamen a un médico!
Don Emilio.
-¡Llamen a un médico!
-Don Emilio.
¡Ana!
-¿Qué pasa?
-Tu tío.
-¿Que mi tío qué?
-¿Qué pasa?
¡Don Emilio!
¿Carmen?
Hija, empezaba a preocuparme.
¿Cómo estás?
¿Cómo va todo?
Lo de mi hija es ley de vida.
Lo sé.
No tiene por qué pasar por esto sola.
Don Gerardo, por favor, toma asiento.
-¿Gerardo?
¿Qué haces aquí?
-¿Qué significa esto?
He pedido una ampliación del capital del 50 %.
No podemos permitir que un desconocido forme parte de nuestro negocio.
Debo conocer si existe algún indicio que me pueda hacer pensar que haya algún impedimento.
-¿Disculpe?
-Sí, si existe alguna razón, además de vuestro amor y de querer crear una familia, que os haya empujado al matrimonio.
Pregunta por don Raúl.
Dice que es el secretario real del Principado de Mónaco.
La princesa quiere pasar una tarde distendida, ajena a la presión de los fotógrafos, disfrutando de una de sus mayores aficiones, la moda.
Señores, Princess Grace of Mónaco.
Se ve que han puesto todo su esfuerzo para agradarme.
Sería para nosotros todo un honor si usted quisiera aceptar cualquiera de nuestros modelos para la cena magnífica de esta noche.
-¡Princesa, por favor!
-¡Princesa!
¡Princesa, por la foto!
¿Interesada en la nueva colección de las galerías?
Te propongo un juego.
Cada uno nos tenemos que hacer una pregunta, pero hay que ser 100 % sinceros, de eso se trata.
Dispara.
¿Por qué tu padre te envió a estudiar a Londres?
¿Cuánto hacía que no veníamos aquí?
No lo sé.
Mucho, supongo.
-Fui muy feliz contigo, Ana.
-Yo también.
Quererte ha sido lo más importante que he tenido en mi vida.
Support for PBS provided by: