
Unexpected Gifts
Season 4 Episode 9 | 1h 10m 21sVideo has Closed Captions
Ana leaves Velvet after betrayal. She plans her wedding. A secret surfaces.
Finally fed up with Marco’s scheming, Ana leaves Velvet, focusing instead on her wedding. Clara and Rita, however, do everything they can to stall the wedding while Mateo continues to search for Alberto in New York.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Unexpected Gifts
Season 4 Episode 9 | 1h 10m 21sVideo has Closed Captions
Finally fed up with Marco’s scheming, Ana leaves Velvet, focusing instead on her wedding. Clara and Rita, however, do everything they can to stall the wedding while Mateo continues to search for Alberto in New York.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship-Me han dado el Calliope.
-¿El premio de moda más importante de Italia?
-Creo que ha llegado el momento de que España sepa de quién es el verdadero talento de esta empresa.
Quiero organizar un desfile de la línea de prêt-à-porter en las galerías.
-¿Aprovechando que Ana está afuera?
Eres peor que yo, Marco.
-Señor Cafiero, no voy a consentir que en ausencia de mi sobrina usted se atribuya un mérito que no le corresponde.
-Don Mateo, en esta columna hay una pequeña reseña que habla del cerebro detrás de Silk, de nombre Alberto Márquez.
-Alberto está muerto, acéptalo.
-¿Estás segura de eso?
Porque yo ahora mismo no lo estoy, pero voy a coger el primer avión a Nueva York, encontraréis a Alberto Márquez, averiguar si es quien creo que es y enterarme de lo que ha pasado durante todos estos años.
-¿Quieres que te ayude a buscar el billete?
-¿Ocurre algo?
-Me resulta un tanto violento decirle esto, pero doña Carmen asegura que usted ha tenido relaciones extramatrimoniales.
Según el artículo 449 del Código Penal, eso significa adulterio, y se paga con una pena de prisión menor.
-Busco a Jonás Infantes.
traigo una carta para usted de París.
-Sí.
Señor De la Riva.
-Han aceptado mi solicitud.
-Necesito hablar contigo.
-Creo que me gustan los hombres.
-¿Qué es lo que ha despertado esta intuición?
-Tu beso en el partido.
-Yo solo estaba celebrando un gol.
-Me tengo que ir.
-No sé yo si ha sido muy buena idea venir aquí.
-No creo que haya un sitio mejor para poder despedirnos.
-Inspector Sánchez, queremos hablar con doña Patricia Márquez.
-¿Qué?
-La policía está abajo.
Preguntan por ti.
[♪ Alba Llibre, Lucio Godoy: "Falling in Love"] -Inspector Sánchez, Cuerpo de Policía.
Hemos recibido cierta información referente a la muerte de su esposo, Don Valentín Alcocer.
Y nos gustaría hacerle unas preguntas.
-¿Se puede saber qué ha pasado?
-Señora, disculpe, pero creo que será mejor que hablemos en privado.
Señor Otegui, si no tiene inconveniente, comenzaré con usted.
-¿Con él?
-¿Algún problema?
-Ninguno.
Por favor.
-Quintana, por favor, quédese con la viuda del señor Alcocer.
-Usted dirá.
-¿Qué relación tiene con la viuda del señor Alcocer?
-Perdón.
-Disculpe, no es que me interese su vida personal, pero si responde a mis preguntas, todo será más fácil y acabaremos antes.
¿Qué tipo de relación mantiene con la señora Alcocer?
-Pura amistad.
Nuestras familias se conocen desde hace años, conozco a Patricia desde que era una niña.
-Una amistad muy íntima.
-Me va usted a disculpar, pero no veo qué relación puede tener eso con la desgraciada muerte del señor Alcocer.
-Tenemos motivos para pensar que la muerte del señor Alcocer no fue una muerte natural.
¿Y si entre ustedes hubiera una relación sentimental quizá?
-Patricia Márquez es amiga mía y con Valentín Alcocer he tenido negocios varios en estas galerías.
Aún estamos muy afectados por su muerte, así que no sé ni cómo se atreve a insinuar algo así.
-Sabemos que usted visitó el hospital la mañana que murió el señor Alcocer y que se marchó del hospital horas después de que las enfermeras encontraran al difunto.
¿Podría aclararme esas circunstancias?
[♪ Amir Aly: "Too Taboo" ] Señora, por favor.
Pase, por favor.
No me andaré con rodeos después de interrogar a su amigo.
Creemos que Valentín Alcocer, a pesar de su gravedad, pudo ser víctima de un asesinato.
-¿Cómo?
-Y pensamos que usted puede estar involucrada en su muerte.
-¿Me está acusando de haber matado a mi marido?
-Según hemos podido conocer, hace tiempo que sentía que su marido era un estorbo en su vida, y desde que entró en coma buscó la manera de acabar con él.
-¿Según han podido conocer?
[risa] Esto es una locura.
¿Y se puede saber quién ha dicho semejante estupidez?
- La madre del señor Alcocer.
- Mire, señor Inspector, no voy a consentir que esa mujer me haga responsable de la muerte de mi esposo para quedarse con la herencia de mi hijo.
Si realmente alguien ha matado a Valentín y está usted en lo cierto, no se encuentra en este despacho porque de ser así no estaríamos aquí, estaríamos en comisaría.
Buenas noches, señor inspector.
Buenas noches.
- Buenas noches, señora Alcocer.
[♪ música animada] -Muchas gracias, Ana.
-Me lo he pasado en grande.
-Y yo.
Tenemos que repetir.
-Sí.
-Y con Clara.
- Sí, que la pobre se tuvo que quedar en tierra.
Yo sabiendo que con dos copas de vino no me da miedo volar, cuando quieras.
Cómo he disfrutado de Italia y de tu premio de la comida, de dar paseos, de dormir de un tirón.
Sé que esto es vida.
-Rita, ya sabía yo que habías nacido pa rica.
-¿Yo?
-Sí, tú.
Perdone, yo me quedo aquí.
¿Puede llevar a la señora a su casa, por favor?
-Gracias.
Nunca pensé que podría ir a un acto tan elegante.
-Gracias a ti por acompañarme.
Me lo he pasado genial.
Nos vemos luego.
[♪ música de intriga] -Hola, Ana, ¿qué tal?
-Hola, Inés.
-¿Y esto?
-Se las acaban de traer.
-¿Para mí?
¿Puedes decir que las bajen a mi habitación?
-Claro.
-Gracias.
El novio más afortunado del planeta.
Te quiero.
Carlos.
[música se detiene] -¡Mami!
-¡Mi amor!
¡Hola, cariño!
Uy, ¿qué tal?
¿Cómo se ha portado, tío?
-¡Qué pregunta!
¿Cómo se va a portar?
Fatal, como siempre.
Fatal, fatal.
Anda, cuéntale a mamá lo de tu traje.
Cuéntaselo.
-¿Qué traje?
-El tío Jonás me probó el traje que me ha hecho para tu boda.
Y me queda como un... -¿Como un qué?
¿Como un qué?
Como un pincel.
-Sí.
-Como un pincel va a estar.
-¿Me has comprado algo?
-Mmm.
No, lo siento, mi amor, se me ha olvidado.
-Bueno, no pasa nada.
-Bueno, lo siento mucho.
Pero ¿cómo me voy a olvidar yo de mi niño?
-¡Hala!
¡Qué chulada!
-¿Te gusta?
Y esto es para usted, tío.
Un Chianti, le va a encantar.
-No has debido molestarte, hija.
Muchas gracias, gracias, ¿Podemos tomar un café aquí solos?
-Claro, ¿pasa algo?
-Hija, lamento darte malas noticias nada más llegar y en la víspera de tu boda, pero... -A ver, tío, ¿qué pasa?
-Marco, Marco ha organizado, aprovechando tu ausencia, ha organizado un desfile en Velvet.
-¿Cómo?
-Con tu línea de prêt-à-porter.
-Pero eso no puede ser.
-Me fue imposible evitarlo.
Tenías que haberle visto después del éxito, claro, como si todo el mérito fuese suyo.
-Es un cerdo.
-Ha creado una sección de prêt-à-porter en la primera planta.
Tú verás, hija, pero yo pienso que deberías, deberías ir a verla.
Yo, yo me quedo con el niño.
-Gracias, tío.
Ahora mismo vuelvo, mi amor.
-Hola.
¿No hay nadie en casa?
-¡Mami!
-¡Mamá!
¡Pero bueno!
¡Qué alegría veros, pequeñajos!
¡Ay!
Venga, abrid los regalos.
Va.
E-este grande es de vuestro padre, ¿eh?
¡Rita, mi amor!
-¿Cómo ha ido?
-Va increíble.
-¿Sí?
-Tendrías que haber visto nuestra Ana, nos han tratado a cuerpo de rey, menos al papa, hemos visto de todo.
Teníamos que ir tú y yo juntos.
-Pues, yo no puedo, yo me mareo en una noria como pa subirme en un avión.
Yo no puedo, Rita.
-Bueno, ¿y qué tal por aquí?
-Aquí en casa, bien.
¿Y la galería?
-No te has enterado de la calidad del señor Cafiero?
-No.
-Ana.
Lo siento.
-¿Cómo fue el desfile?
-Pues, presentó la colección, convocó a los mejores clientes y a la prensa, y se adjudicó que era el cerebro de toda la nueva línea.
[suspiro] -Después de todo lo que ha hecho para hundirme, ¿cómo se puede ser tan ruin?
[suspiro] -De verdad que intentamos pararle.
Que tu tío incluso... Bueno, es que no sé ni qué decirte, lo siento.
-Nada, no me digas nada.
Ahora mismo voy a subir y voy a arreglarlo todo.
-Ana, piensa muy bien lo que vas a hacer.
-No estás hablando en serio.
-Por supuesto que sí.
Quiero comprar tu parte.
-¿Y a qué viene esto?
Pensé que querías vender las galerías.
-Conseguiré un trato más ventajoso cuanto mayor sea el porcentaje que venda.
¿No te parece?
-Yo nunca me desharía de mi parte, lo sabes de sobra.
-Yo creo que harías bien en vender.
Antes de que sea demasiado tarde, antes de que alguien más aparte de mí sepa de tus problemas con la justicia.
[♪ música de suspenso] -Mis problemas con la justicia no son tales, se trata de un malentendido, un rumor, nada más.
-Los rumores pueden hacer tanto daño.
Y no queremos que la buena imagen de las galerías sea perjudicada.
Ah, que no.
-He sido tu único apoyo en Velvet durante todo este tiempo, he sido tu socio y me lo pagas así.
-Hubo un tiempo en que nuestros intereses coincidieron, eso es todo.
-No pienso venderte mi parte.
[resuello] -Enrique, me alegro de que... -Esta vez has sobrepasado todos los límites.
-No veo porqué.
Si te refieres al desfile, pregunta a cualquiera, fue todo un éxito.
Ha gustado mucho nuestra línea de prêt-à-porter.
-¿Nuestra?
Pero ¿cómo se puede ser tan cínico?
-Tuya, mía, ¿qué más da?
Lo importante es vender.
-Me tienes harta, Marco.
Y he tomado una decisión, me voy de Velvet.
[♪ música suave] -No te atreverás.
Tienes un contrato con esta empresa.
-Un contrato que tú acabas de incumplir.
Prepararé un comunicado para hacer público el fin de mi relación con Velvet.
-¿Qué tal?
-Me marcho de Velvet, Clara.
No soporto más trabajar con este sinvergüenza que se lleva el dinero y el mérito de todo lo que hago con tanto esfuerzo.
Se acabó.
-¿Y qué vas a hacer?
-Pues, irme de aquí y montar mi propio negocio, llevaros a vosotros conmigo.
Que Velvet no es el edificio, es la gente que trabaja aquí dentro.
Necesito que me hagas un favor, localiza a Mateo que le quiero ver cuanto antes.
-No va a poder ir.
-¿A dónde?
¿Dónde estaba?
¿Qué pasa?
-Me ha dado esto para ti.
-Ana, siento mucho haberme marchado sin decirte nada, pero hay algo muy importante que debo hacer y no puede esperar, algo que si sale como espero será muy bueno para nosotros, para todos.
Espero poder estar de vuelta antes de que se celebre tu boda, pero si no lo consigo, espero que puedas perdonarme.
-¿Qué significa esto, Clara?
Dime la verdad, ¿es porque no quiere venir a la boda?
-No, no, no, no, no, no.
¿Cómo va a ser eso?
Es que, le han echado de la revista.
Es por algo profesional.
-Clara.
[timbre de teléfono] -Luego seguimos hablando.
Galerías Velvet, dígame.
No, ahora mismo no va a poder atenderle.
Si me dice su nombre, le llamará más tarde.
José Antonio Cuesta.
Sí.
Sí, sí, muy bien.
De acuerdo, muchas gracias.
[hablando francés] Buenos días.
[cantando en francés] [hablando francés] -Qué susto me ha dado señor De la Riva.
-Pues, sí que ha sido un viaje relámpago el suyo.
-Lo suficiente como para ver todos los entresijos de la [hablando francés] -Ah, eso es la escuela, ¿no?
¿Y qué, qué ha descubierto?
-Mmm, interesante.
-¿El qué?
¿El qué?
-El vestido.
-Es diseño de Ana.
Jonás y yo nos hemos encargado de la confección.
-Divino, Realmente divino.
-¿Y, y, y qué?
¿De París no nos va a contar nada?
El pobre Jonás anda todo el día atacado de los nervios.
-Sí, bueno, no me venda usted así, doña Blanca, pero sí, la verdad es que quiero saber un poco.
-Fíjese.
Mire, Jonás.
Estos son los bocetos aprobados de otros años, no ha sido nada fácil conseguirlos, pero así podemos ver por dónde van los tiros, porque con los franceses nunca se sabe.
A mí este me encanta.
Yo creo que lo que tiene que plantear es algo realmente original, Jonás.
Porque, fíjese, mire el nivel.
-Faldas de plástico.
-Hace dos años, puede ser, ahora ya no.
-Corsés encima de vestidos largos de noche.
-Señor Infantes, ropa interior a la vista.
-Dentro de unas tres décadas, pero ahora tampoco.
-Novias.
-¿Qué?
-Lo tengo.
Confeccionaré tres vestidos de novia para tres tipos distintos de mujer.
Tres vestidos de novia, tres estilos de vida.
-¿Qué les parece.
-¿Tres?
-Eso no creo que lo haga nadie.
-Hombre, original es, pero no creo que tengamos tiempo para confeccionar tres vestidos de novia, la verdad.
-Si ustedes me ayudan, yo puedo hacerlo.
-Yo les puedo liberar de lo que falta de los preparativos de la boda.
-Bueno.
Pues, en ese caso, ¿que esperamos?
¡Venga, a dibujar!
-A dibujar.
-Para la iglesia, he elegido rosas rojas.
A ver, aquí están.
Rosas bourbon.
Tienen un color intenso y alegre.
Bueno, obviamente no podéis casaros con flores blancas teniendo Ana un hijo en edad escolar.
Ah, y lo mismo pienso del vestido, creo que debería optar por algo color crema, nunca blanco puro.
Pero, bueno, ella verá.
Y para la entrada de la novia me he decantado por un coro infantil, le dará un toque mágico y la cosa tomará un cariz entre religioso y aristocrático.
¿Qué opinas?
-Opino que quizá te estás excediendo en tus funciones, Cristina.
-¿Por qué lo dices?
-Se supone que nos estás ayudando a organizar nuestra boda, y parece la tuya.
[risa] -No voy a negarte que cuento las horas para que por fin estéis casados.
-A veces pienso que realmente no crees que esté enamorado.
Me gustaría que todo saliera perfecto.
-¿Qué ves en Ana, Carlos?
Nunca te lo he preguntado- Y tú podrías tener a la mujer que quisieras, y con mucha más categoría, por cierto.
-La clase no la da la cuna, cristina.
[risa] -Bueno, vamos a hablar solo de lo que nos ocupa.
Si te parece, voy a salir a comprobar que está todo preparado para mañana.
Disfruta de tu último día de soltero, Carlos.
-Enrique.
Tenemos que hablar.
-¿Qué pasa?
-No he pegado ojo en toda la noche.
-Bueno, tranquila.
-¿Cómo quieres que me tranquilice?
Que le hemos matado.
Que le hemos matado y lo sabes.
-Deja de decir eso, ¿qué quieres?
¿Que se entere todo el mundo?
-Enrique, que si han venido es porque saben algo.
Y yo no puedo más, no puedo más con esta presión.
-Mira, yo también estoy asustado, ¿vale?
Pero ahora no podemos dar ningún paso para atrás, no me puedes dejar solo en esto.
Si hice lo que hice, fue por nosotros, por nuestro futuro, no me puedes dejar vendido.
-Pero ¿qué futuro?
[♪ música animada] ¿Qué futuro?
Esto no tiene ningún sentido.
-Pero ¿qué quieres?
¿Que me metan en la cárcel?
-Déjame.
Quiero pensar, Por favor.
-No hay tiempo para pensar.
-Enrique, vete.
¡He dicho que te vayas!
¡Que te vayas!
[♪ música animada] Oh.
No, no, no, no, no.
No.
[música se detiene] -Señor Barroso, si está conforme, procedamos a la firma.
Algún problema.
-Este contrato no especifica que Ana Rivera trabajará en exclusiva para las galerías, y sin duda ella es la gran apuesta de futuro.
-Bueno, como ya sabrá, la línea de prêt-à-porter depende de mí directamente, Ana es solo la cara visible.
El responsable de la creación, financiación, promoción, he sido yo mismo y aquí me tiene.
-Eso no es lo que dicen aquí.
[♪ música suave] Aquí dejan bien claro que Ana Rivera ha sido la total responsable del renacimiento creativo y económico de las galerías Velvet.
-Señor Barroso.
-Cafiero.
Soy un hombre directo y no me gusta perder el tiempo.
O me garantiza que Ana Rivera y su línea seguirán en exclusiva con las galerías... o no habrá compra.
-No se preocupe, señor Barroso.
Prepararemos un nuevo contrato.
-Eso espero.
-Hasta pronto.
Clara, llama el señor Otegui.
-Ahora mismo.
[música se detiene] -Déjalo, voy a buscarle.
[♪ música suave] -Enrique.
Enrique.
Patricia.
Clara, llama una ambulancia ahora mismo.
Patricia.
[♪ música suave] [hablando inglés] [música se detiene] [timbre] [hablando inglés] -No puede ser, No puede ser.
-Puede hablarme en español si lo prefiere.
-¿Habla español?
-El Señor me ha enseñado.
-Entonces es cierto.
¿Trabaja aquí?
-Lo siento, señor, pero no puedo ayudarle.
-Mire, llevo muchas horas viajando para poder estar aquí, necesito su ayuda.
-Caballero, este es un atelier para mujeres, solo abre por las noches y es necesario tener una cita previa.
-Pues, entonces quiero una cita para esta noche.
-Usted no lo entiende.
Buenos días.
-La que no lo entiende es usted.
Ana Rivera es la mujer de su vida y va a casarse con otro hombre porque cree que Alberto Márquez está muerto, puede que sí o puede que no, no lo sé, solo quiero asegurarme.
Por favor, ayúdeme.
Lo siento, señor.
[♪ música suave] [música se detiene] [sirena de ambulancia] -Madre mía.
-Pero dicen que doña Patricia.
-Está embarazada.
-Esto no pinta bien.
-No.
-Pero tú eres una cotilla, Clara.
-¿Y tú?
¿Por qué lo sabes tú?
-Ahora tendrá tiempo para descansar.
Ya verá como pronto se recupera.
Enseguida viene el doctor a informarle de cómo ha ido todo.
-Señora Alcocer, ¿cómo se encuentra?
-Tengo molestias.
Es normal, a pesar de ser una intervención sencilla dado el poco tiempo de gestación, ahora debe descansar.
-Lo he perdido.
-Cuando llegó usted aquí, ya no había nada que hacer.
Lamento tener que darle esta noticia.
-¿Cuándo podré irme?
Por precaución, deberá pasar la noche en el hospital, es lo habitual en estos casos, pero mañana, si no hay nada destacable, se podrá marchar.
Es usted una mujer sana, seguro que si lo desea, podrá quedarse nuevamente embarazada en poco tiempo.
¿Quiere que avisemos a algún familiar?
-No.
-Señor Alcocer, recomendamos estar junto a alguien en momentos así.
[sollozo] -Yo prefiero estar sola.
Por favor, déjeme descansar.
-La dejo descansar.
-Disculpe, doctor.
Soy Marco Cafiero, amigo de la señora.
¿Cómo se encuentra?
-Mejor, fuera de peligro.
-¿De qué se trata?
-Me tiene que disculpar, pero solo podemos informar a la familia y por el momento no quiere que les avisemos ni siquiera a ellos.
-¿Puedo pasar a verla?
-La paciente me ha pedido quedarse a solas, pero en un par de horas podrá entrar.
Pasará aquí la noche.
-Está bien, esperaré aquí.
Gracias.
[timbre de teléfono] -Galerías Velvet, dígame.
-¿Clara?
-Mateo.
-¿Estabas pegada al teléfono?
-¿Le has visto?
¿Has podido hablar con él?
Yo le he dado a Ana tu carta y, no sé, pero yo creo que... -¡Clara, Clara!
Clara, escúchame.
-¿Qué?
-No la he visto, no he estado con él, no hay novedades.
-¿Y qué has hecho todo este tiempo?
-He intentado localizarle.
He ido a su atelier, pero él no estaba.
Una mujer me abrió la puerta, me dijo que atendía por las noches con cita previa, no he podido sacarle ni una palabra más.
-¿Por las noches?
-Eso me ha dicho.
-Pero es que Ana se casa mañana.
-Lo sé, lo sé.
-No sé, Mateo, ¿no sería mejor decirle a Ana la verdad?
-¿Y si está casado?
¿Si tiene hijos?
-¿Crees que pu ede estar casado?
-No tengo ni idea, pero creo que es mejor no decirle nada hasta que estemos seguros.
Ya ha sufrido bastante la pobre, ¿no crees?
-Sí, supongo que tienes razón.
Mateo, por favor, tienes que conseguir hablar con él.
-Lo haré.
-Oye.
-Dime.
-Suerte.
[♪ música suave] [música se detiene] [♪ Alexander Baker y Clair Marlo: "A Beautiful Day 1"] [música se detiene] [se cierra puerta] -Disculpa, no quería molestarte.
-¿Qué haces aquí?
-Te encontré inconsciente en el despacho, fui yo quien te traje aquí.
-Perdona, no recuerdo nada.
-El doctor me dijo que querías estar a solas, es que no quería irme a casa antes de saber que estabas bien.
¿Cómo estás?
-He perdido al hijo que estaba esperando.
-Lo siento, no sabía nada.
Si puedo ayudarte en cualquier cosa... -Gracias, Marco, te pediría que no le dijeses nada de esto a nadie, por favor.
No me gustaría preocupar a la gente.
-Por supuesto.
-Tampoco a Enrique.
-Claro.
-Gracias.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
[golpes en la puerta] [♪ música suave] -A las cuatro podrá encontrar a don Alberto en su atelier.
Suerte.
[timbre de teléfono] -Lo siento.
-Pero ¿dónde vas con tanta prisa?
-¡Que contesto yo!
-¿Diga?
-Clara.
-Sí, soy yo.
-Esta noche voy a ver a Alberto, me han confirmado que allí estará.
[resuello] -Tengo mucho miedo, Mateo.
-Pues, ya somos dos.
Clara.
-Sí.
-Te echo de menos.
-Llámame cuando sepas algo.
[timbre] -Pedro.
[timbre] -Pedro, mira, a ver quién llama.
Pedro.
[ronquido] Eso, hijo, tú duerme, que ya va la de siempre.
[timbre] -Clara.
-Ay, Rita.
-Pero ¿tú sabes qué hora es?
-Sí, Sí, sé qué hora -No has despertado a todo vecindario de milagro.
-Rita.
-Me has puesto una buena... Shh, ¿te quieres callar?
Que están los niños durmiendo.
-Siéntate, anda.
-¿Qué pasa?
-Que se trata de Ana.
[suspiro] -Cuéntamelo.
Por Dios bendito, que me da algo.
-Rita, que Alberto está vivo.
-¿Qué?
-Que ha escrito a Mateo para felicitarlo por la portada de la revista.
-Que no, que no, que no, que no, que no, que no.
Que no puede ser, que... ¿cómo ha dejado pasar todos estos años?
Es que no tiene sentido.
-Por eso se ha ido Mateo a Nueva York, para encontrar una respuesta.
-Tenemos que decírselo, Ana.
-Rita, no.
Siéntate Ahora mismo.
No podemos decirle nada porque no sabemos por qué se ha ido Alberto, no sabemos si es que se ha casado, si tiene otra familia, no sabemos nada.
Tenemos que esperar a que nos llame Mateo.
-Pero que ella se casa mañana, que, que yo no me puedo callar algo así, que no puedo.
-Sí, sí que te puedes callar.
No vas a arruinar la vida de nuestra mejor amiga.
-Madre mía, la que se va a liar.
-Ya.
Prométeme que me vas a ayudar con esto, que no vas a decir nada.
-¡Mamá!
¡Despierta!
¡Mamá!
¡Mamá, Despierta!
-¡Mamá!
-Alberto, cariño.
Que así no se despierta a una madre, por favor.
-¡Que hoy te casas!
[risa] -¿Y qué?
¿Tienes ganas de que me case?
-Tengo ganas de ir a fiesta y de ponerme guapo.
-Ah, así que solo quieres que me case por eso, ¿eh?
-Y también que estés contenta.
-Pues, si tú estás así de contento, soy la mamá más feliz del mundo.
[risa] [golpes en la puerta] -Ana, soy yo.
-Adelante.
-Ha llegado el gran día, ¿eh?
¿Usted qué hace ahí?
Vamos, a lavarse la cara.
-Ahora.
Vamos.
-Ya voy.
-Vamos.
¿Qué tal, hija?
¿Cómo fue la conversación con Marco?
-Bueno, le he estado dando muchas vueltas.
Creo que ha llegado el momento de dejar Velvet.
[♪ música sentimental] -Esas... Esas son palabras mayores.
-Tengo escrita la carta de renuncia, pero no quería dársela a Marco antes de decírselo a usted.
-La verdad es que desde que llegaron los Cafiero, Velvet dejó de ser Velvet.
Creo habértelo dicho ya unas cuantas veces, hija, Pero siempre y dondequiera que sea me tendrás a tu lado.
-Pues, gracias, tío.
Porque no sabe cuánto le necesito.
Pero voy a montar algo nuevo.
-Ya sospechaba yo de que esto no iba a ser un descanso.
[risa] Debes ir a entregar esa carta.
-Así lo haré.
-¿Qué es esto?
-Mi renuncia.
-Ana, hoy es el día de tu boda.
Ayer la conversación se nos fue de las manos, no te precipites, por favor.
-No es una decisión precipitada, es algo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo.
-No me gustaría que abandonaras Velvet.
-Ana, no sé lo que ha pasado entre vosotros, pero te puedo garantizar que tu presencia en la empresa es muy importante en estos momentos.
-¿En estos momentos?
-Siempre, Ana, siempre.
Escucha, soy consciente de la distancia que nos separa, pero sabes que siempre hemos apostado por ti.
Especialmente mi padre.
-Y yo por él.
Lástima que no esté aquí para ver cómo gestionas todo esto.
-Mira, en unas horas vas a estar vestida de boda, tómate estos días para descansar y a la vuelta lo hablamos.
-Hablamos de lo que queráis, pero la decisión está tomada.
[♪ música suave] -¿Me puedes explicar qué pasa aquí?
-Bueno, yo creo que eso es lo mejor que podemos hacer.
-Hombre, tanto como lo mejor.
-Rita, antes de entrar, lo más importante es ganar tiempo.
-Es que yo no sé con qué cara mirar a Ana.
-Bueno, pues me da igual, pero es que yo esto no lo puedo hacer sola y te necesito.
-Sí, tienes razón, tienes razón.
Esperamos a que llame Mateo, esta noche no.
-Exacto, pero con el cambio de hora nos va a llamar a lo largo de la mañana.
-Bueno, pues, que Dios nos pille confesados.
-Sí, pero tú, Rita, actúa con normalidad, que nos conocemos.
-Que no me lo digas más veces que al final la que la vas a montar vas a ser tú.
Ya casi está.
A ver, pásame... -A ver si... -¿Me estabais buscando?
-No, no, no.
No mires.
Ya está.
¿Qué tal estás?
-Rara.
-Pues, claro.
Es que cuando uno se pone a pensar en una boda, qué lío todo, ¿verdad?
-¿Qué te pasa?
-Nada.
¿Qué me va a pasar?
Que no todos los días se casa mi mejor amiga.
[risas] -Mira, Ana, que te vamos a decir la verdad.
-Que es que te estábamos preparando un regalo.
-¿Un regalo?
-Sí.
-Madre mía.
-Tiene una inscripción dentro.
Te hemos puesto nuestras iniciales.
Todo está cambiando tanto que así podremos estar siempre juntas.
[♪ música sentimental] -Si lo decís por lo de la carta de renuncia, yo no me voy a separar de vosotras en la vida.
Bueno, venga, que se me hace tarde ya.
Me tengo que ir a cambiar.
-¿Ya?
Pero, pero si apenas hemos estado juntas.
-Pero, claro, si me caso en unas horas.
-Tiene razón, Clara, no hay tiempo que perder.
-Ya, si es que no sé qué digo, si yo también me tengo que ir, que estoy esperando una llamada muy importante.
-Está muy rara, ¿no?
-Siempre lo ha sido.
-Y estas flores... Cerca del espejo.
Quiero que además de verse bien, se sienta bien.
Hoy es uno de los días más importantes de su vida, así que, Consuelo, consuelo, llévense el vestido a planchar, del revés, ¿eh?
Lo quiero perfecto.
Y otra cosa, el tejido es muy delicado, así que nada de altas temperaturas.
-Doña Blanca.
-Pero ¿qué es todo esto?
Muchísimas gracias, doña Blanca.
-No hay de qué.
Consuelo, enséñale el vestido.
¿Qué te parece?
-Vine ayer por la noche a verlo.
Es maravilloso.
-Hombre, la mejor diseñadora de España, tendrá que lucirse, no.
-Me alegro de que estés más animada.
-Bueno, supongo que serían los típicos nervios de la boda.
-¿Y esta gente de dónde sale?
-Aquí está.
La novia, Ana Rivera, nuestra diseñadora estrella.
-¿Qué haces aquí, Cristina?
-Ay, sí, perdóname, llegamos un poco tarde, es que hemos tenido un problema con la maquilladora.
-¿De qué estás hablando?
-No te preocupes, está todo arreglado, he conseguido a una sustituta estupenda, te va a dejar guapísima.
Y dos asesores de imagen maravillosos.
Va a salir todo perfecto.
-¿Puedo hablar contigo en privado?
¿Se puede saber qué pretendes, Cristina?
-¿Yo?
Pues, hacer que el día de tu boda sea un día especial.
-El hecho de que sea mi boda ya lo hace especial, y no te necesito.
Gracias.
-Perdóname si te he molestado, pero, bueno, Carlos me pidió que te echase una mano, y como tú me ayudaste con mi boda, a mí me pareció un... -Pero ¿a qué estás jugando?
-A ver, no me malinterpretes, Ana, pero las dos perdimos al hombre que amábamos, y tú has tenido la suerte de volver a encontrar el amor, yo solo estoy intentando enmendar mis errores.
-Aléjate de mí.
Sé que no tienes ni un pelo de tonta y no me gusta nada todo esto.
-Está bien.
Pero si no tienes inconveniente, esperaré en la puerta y organizaré la salida de los coches como me pidió Carlos.
-Haz lo que tengas que hacer, pero lejos de mí.
-Papá, he soñado una cosa.
-¿Sabes qué?
-¿Y qué has soñado, hijo?
-Con que Miguelito tenía orejas de burro.
-Oye, no, no os peguéis.
¡Estaros quieto ya!
-¿Cómo están mis chicos?
-Hala, venga.
-Todos para ti.
¡Dios mío de mi vida!
-¿Qué pasa?
Que mis chicos son lo mejor.
-¿A que sí?
-¡Sí!
-Hombre, oye, ¿qué os ha pasado que habéis llegado tarde?
-Pues, porque Rita, Rita se ha levantado muy pronto y me ha tenido, le he tenido que poner el desayuno, le he tenido que vestir, le he tenido que lavar, y es que de verdad estoy amargado, primo.
-Tú lo que pasa es que tienes poco aguante.
Mírame a mí, que no he dormido apenas, que me he pasado la noche cosiendo y como una rosa estoy.
Por cierto, te voy a enseñar lo que he hecho, que vas a alucinar.
-Mira, yo te cambio tres noches de esto de la seda y cosiendo por una tarde con estos diablos.
-Les van a quedar los trajes que ni pintado.
-¿Te cuento lo que he soñado?
-Oye, vale ya, Jorge, al final te voy a poner a ti las orejas de burro para ir a la boda, ¿eh?
Oye, por fa... -Os habéis dado cuenta de que vuestro padre se ha convertido en un abuelo cascarrabias.
[risas] Anda, primo, relaja que la vida nos sonríe.
-¡[inaudible] al último!
-¡Jorge!
¡Jorge!
-Primo, primo, relaja que la vida te sonríe.
Así todo el día.
¿Cómo va lo del viaje?
-Pues, hasta que no haga la presentación no hay viaje ni nada.
-Pero ¿te apetece o no?
-Sí, sí, sí, sí, claro, claro, claro, me apetece.
Por un lado sí, por un lado sí, pero por el otro... -¿Qué pasa?
-Estoy cagado, primo.
A mí lo del francés este me tiene amargado.
-Pero que tú te buscas una novia y luego ya [inaudible] allí.
-¿A qué?
-¿Cómo se dice "hablar" en francés?
-Hablé, yo qué sé.
-¿Cómo vas a ir...?
Hablé, si es París, tendrás que empezar por "p" la palabra.
-Que no lo sé, primo.
-¿Por qué siempre tenemos que ir iguales?
-Eso se lo preguntas a tu madre.
-Es que mamá siempre quiere que vayan iguales.
-Ya, ya, bueno, a mí no me hagáis el lío que esto os queda perfecto.
Venga, quitároslo y dejadlo por ahí, que nos lo van a planchar.
-Sin rechistar, ¿eh?
Eh.
¿Primo?
-Dime.
¿Qué pasa?
-Nada.
-Oye, ¿está todo bien?
¿No le habrá pasado algo a la Rita?
-No, no, que no, está bien, está bien, está bien.
Que, que estaba pensando yo en lo de París el otro día y... Pues, eso, que te vas, que te vas a vivir afuera.
Que sí, que sí, que estaba pensándolo y he dicho: "Se va a ir", pues, me voy a alegrar un montón, ¿cómo no me voy a alegrar si es mi primo?
Pero, claro, si es que si no te vas y no te vamos a ver.
Que te vamos a echar de menos, ya te lo he dicho, joder, que te tengo que decir todo.
-¿Cómo eres, primo?
-¿Ha sonado muy nenaza, ¿no?
-Que no, que no, que no, que no.
Que, que yo también llevo días dándole vueltas, que, que me voy, que... Que yo también los voy a echar de menos.
[golpe] Pero... -Ay, mis hijos.
La madre que os... Pero, pero... ¿Qué habéis...?
¿Habeís hecho esto?
Pero si os he dicho que os cambiaseis el traje solo.
-Fue Jorge el que me pegó.
-Oye, ¿cómo...?
Levántalo.
-Berraco.
Que sois unos berracos.
Venga, a cambiaros el traje, por favor.
Oye, si venís a París a estos os dejáis.
-Que no pueden venir a París, pero si tienes miedo a las alturas.
-No, pues, menos mal.
[música se detiene] -Ay, don Emilio, ¡qué susto!
Discúlpeme.
-Tranquila, doña Blanca.
Tranquila, ¿quería algo?
-Nada, quería ver si quería que le echara una mano con el crío.
Me han dicho que anda un poco excitado con lo de la boda.
-Se acaba de quedar dormido hace un momento, espero que cuando se despierte esté más tranquilo.
-Angelito.
Es que son muchos los cambios.
-Y más que nos esperan, doña Blanca, más que nos esperan.
-Lo más probable es que Ana abandone las galerías cuando termine su luna de miel.
-¿Qué me dice?
-Sí.
[resuello] Bueno, la verdad es que... es que le sobran razones.
La llegada de los Cafiero ha acabado con la ilusión de todos en Velvet.
-Doña Blanca, en el caso de que Ana decidiese empezar de nuevo, ¿usted estaría dispuesta a acompañarla aunque supusiese empezar de cero?
-Nada me haría más ilusión.
-Me alegra saber que seguimos formando un buen equipo.
[risa] -A mí también.
Bueno, y ahora, si no me necesita, voy a ver si puedo seguir ayudando con los preparativos.
-Gracias, doña Blanca.
-[hablando francés] -Jesús.
-[hablando francés] significa: "Espere".
Si tuviera un poquito más de respeto, diría [hablando francés].
Vamos a ver, Jonás.
Sus vestidos no están terminados, pero usted sabe perfectamente cómo quiere que sean sus vestidos.
Usted en su imaginación, los ve a la perfección.
Bien, ahora imagine que sus diseños están terminados.
Preséntemelos.
[♪ música animada] [música se detiene] [exhalación] Ahora termínelos, por favor.
Me voy a ver a la novia.
¿No le han gustado?
[♪ música animada] -Estás guapísima.
-Gracias.
Muchas gracias.
-¿Cómo vais?
-Pues, la novia está casi lista.
-Casi, falta un detalle.
¿Qué pasa?
-¿Qué va a pasar?
-¿A que no?
-No.
No, no, no, no.
No sé, a lo mejor soy yo que me pongo un poco tontorrona con lo de las bodas porque me acuerdo de mi boda y, y me... Bueno, habrá que vestirte, ¿no?
-De eso nada.
Para eso estoy yo aquí.
-Raúl.
-No te beso, que está recién maquillada.
Muy guapa, por cierto.
Vamos a ver.
Bueno, pues, para ser un Ana Rivera no está nada mal, ¿no?
Por cierto, no sabéis los diseños que ha confeccionado nuestro Jonás.
Yo creo que cuando vuelva de París vamos a tener que matarlo.
[risas] -Bueno, venga, que yo tengo que vestirme de verdad.
-Sí, Los zapatos.
Chicas, ¿dónde están los zapatos?
-Yo voy a por ellos.
-Sí, ¡y yo!
Que sabiendo como eres, te distraes con una mosca, y al final la novia no se casa.
-¿A estas qué les pasa?
-Van así todo el día.
No sé.
-¿Y ahora qué hacemos?
Que esta se casa, Clara.
-Mira, yo confío plenamente en Mateo y no le quiero fallar, así que vamos a esperar a que nos llame.
-Venga, anda.
Pues, yo bajo a por los zapatos y tú no te separes del teléfono, ¿me has oído?
-¡Pero si vivo pegada a él, manducona!
-Uy, estoy atacada.
[♪ música animada] [hablando inglés] [silbando] -Jonás, te voy a matar.
-¿Qué pasa?
-¿Cómo que qué pasa?
Mire cómo está el vestido, por favor, por poco agujereamos a la novia.
Mire, todo lleno de alfileres, no está terminado y está sin rematar toda la espalda.
-Sí, lo siento, señor don Raúl, pero es que a veces hago este modelo, a veces estoy esto y... -¡Jonás, no!
Deje de tirar balones fuera.
Si estamos en primer nivel en París, estamos en primer nivel en Madrid.
Hágame el favor, venga aquí.
-Ayúdeme, vamos a terminarlo.
-Hagámoslo a dos manos.
Sí, pero quite los alfileres.
¿Dónde está...?
Aguja e hilo.
¿Dónde está el costurero?
-¿No ha sonado el teléfono?
-Todo esto es un lío.
Pero, aguja e hilo, ¿dónde está?
¡Por favor!
-¿No ha sonado el teléfono?
¿Ha sonado...?
¿Sabéis si ha sonado...?
-¡Clara, por Dios!
¡Bastante tenemos con el vestido de novia!
¿Qué vamos a saber quién llama y quién no llama?
¿Dónde está?
-¿Dónde...?
-Un momento, sujétame esto, con mucho cuidado.
-Aquí.
-¿Qué hace mi costurero en, en el estante de los premios?
-¡Ay, Dios mío!
¿Qué ha pasado?
-Pero ¿qué has hecho?
-Nada, lo he cogido y ha triscado.
-Pero, pero ¿cómo que ha triscado?
-Mira.
-Pero, pero si lo has roto.
¡Clara, que lo has roto!
¿Por qué lo has roto?
Lo has roto, Clara.
Ay, Dios mío.
-Perdón.
-¿Ahora qué hacemos?
-¿Qué pasa?
-Eh.
Bueno, ha habido un percance y Clara ha roto tu vestido de novia.
-¡Clara!
-Lo siento, de verdad.
Es que era tan bonito que me lo fui a probar y se me... -No ocurre nada, no pasa nada.
-Pero ¿cómo no va a pasar nada, Raúl?
Que me caso dentro de un rato.
Lo sabemos, lo sabemos, pero tengo la solución.
Jonas.
-Sí.
Ana, llevo dos días trabajando con mi colección para la presentación de la Escuela de París.
Y a propósito de tu boda, se me ocurrió presentar tres vestidos de novia, así que de alguna manera puedo decir que me he inspirado en ti.
Solo tengo este terminado, pero si te gusta... ...me encantaría que lo llevaras hoy en tu boda.
-Es una joya, Ana, deberías probártelo.
-A ver, Jonás, qué es, es maravilloso, de verdad, es un vestido precioso, pero tú también lo vas a necesitar, ¿no?
-Por ti puedo esperar.
No, de verdad que no me viene en un día.
-¿Y me estará bien?
-Seguro.
Lo he hecho con tus patrones.
-Está bien.
-¡Sí!
¡Pruébatelo!
Ayudadme, chicas, venga.
Todos a trabajar.
-Pero... -De verdad me vais a matar... -¿Dónde vais?
-...de los nervios.
Ayúdame a sacarlo.
[♪ música suave] -¿Hola?
¿Hay alguien?
¿Alberto?
[♪ música romántica] [música se detiene] [timbre de teléfono] -El teléfono.
-Voy, voy, voy, voy, voy.
-No, no, no, no, no, no.
-Yo voy.
-Ni que fuera la sirena de bomberos.
-¿Sí?
Muchas gracias.
Ahora mismo sale.
Ana, que tu coche ya está listo.
[♪ música romántica] Ir subiendo vosotros, que ahora mismo voy yo.
-Hija, estás bellísima.
-Gracias, tío.
-¿Nerviosa?
-Un poco.
¿Y Alberto?
Le he pedido a doña Blanca que le saque a correr a la calle.
Está como una moto.
-Ana.
Estás guapísima.
Gracias.
-Deberíamos ir saliendo.
Vamos, hija.
-Muchas felicidades, Ana.
-Gracias.
-Rita.
-Sí, sí, sí.
-Mira qué bien le sienta.
-Sí, muy atenta.
Que, Raúl, voy a, voy a buscar a mi hermana.
-Cuento tres y vas a sonar.
Uno, dos... [timbre de teléfono] Galerías Velvet.
-Clara, ¿eres tú?
-Mateo, ¿qué ha pasado?
-Tienes que detener esa boda.
Alberto y yo volvemos a casa.
[grito] -¡Sí!
[♪ música animada] -Venga.
Abra la puerta, ya sale la novia.
-Se acabó.
Si ya sabía yo que esto no podía terminar bien.
¿Cómo iba a estar vivo?
-¡Rita!
¡Rita, hay que detener la boda!
-¡Ana!
¡Ana!
No subas al coche.
-¿Qué pasa?
-No te puedes casar.
-¿Por qué?
-Alberto está vivo.
[música se detiene] -¿Cómo ha podido pasar algo así?
[♪ música suave] -Seguro que tiene una explicación.
-Cinco años pensando en él cada minuto de mi vida.
-Pero lo importante es que ahora están de camino.
-Si esto hubiera sido importante para él, no hubiera tardado tanto en volver.
No me lo puedo creer.
-¿Desde dónde te llamó, Mateo?
-No lo sé.
Creo que desde Nueva York.
-Bueno, tú piensa que en unas horas podrás hablar con él.
[♪ música animada] -Carlos.
-¿A qué estás jugando?
-¿Yo?
-¡Tú!
¿A qué estás jugando?
Me metes en todo este lío y en el último momento le dices Ana que Alberto está vivo.
¿Qué quieres?
-Pero ¿te has vuelto loco?
Ha sido Clara.
Recibió la llamada de Mateo, se ha ido allí a buscarle.
-¿Qué estás diciendo?
-Pues, que al parecer la revista a la que Mateo fue portada llegó de alguna forma a manos de Alberto y se puso en contacto con él.
-¿Dónde está, Ana?
¿Dónde...?
-Tranquilízate, Carlos, por favor.
No todo está perdido.
-¿Qué?
Me acaba de dejar tirado el día de mi boda, la iglesia estaba llena de gente.
¿A qué te refieres con que no está todo perdido?
-A que Ana está impactada por la noticia, pero te aseguro que no va a perdonarle todos estos años de ausencia.
Carlos.
[música se detiene] -Toma, te sentará bien.
-Gracias.
-Dijeron que llamarían cuando estuvieran a mitad de camino.
-Ana.
[suspiro] -¿Podéis esperar afuera, por favor?
-Sí.
Estamos en el taller.
-Si nos necesitas... -Ana.
-Perdóname, Carlos.
-No, Ana, no te precipites.
Vamos, esto es una locura.
-No puedo seguir adelante con esto.
-Ana, tú y yo hemos construido algo increíble, no lo puedes echar a la basura sin más.
-No es sin más.
[suspiro] Alberto está vivo.
-Escucha, Ana.
Escúchame.
Alberto lleva cinco años sin dar señales de vida, cinco.
Yo no tengo ni idea de cómo sobrevivió, pero si no se ha presentado hasta ahora, por algo será.
-Es el padre de mi hijo, necesito hablar con él.
-Ana, escúchame.
Tu hijo, tú y yo somos una familia.
Somos tu familia, y ya lo éramos, no puedes dejar que esto lo estropee.
¿Dónde ha estado el padre de tu hijo mientras yo lo he criado a tu lado?
¿Eh?
¿Dónde estaba?
Te agarras a un amor que no existe, Ana.
-Lo siento, Carlos.
La decisión está tomada.
-Espero que tengas suerte y no se presente con otra mujer.
-¡Carlos, carlos!
Carlos, por favor, espera.
Carlos, espera.
Por favor, escucha.
-Ana, ¿estás bien?
[♪ música de intriga] Solo me estoy preocupando por ti.
-Lo sabías.
-¿El qué?
-¿Sabías que Alberto estaba vivo?
-[riendo] Por favor.
Estás loca.
Me alegro de no ser la única abandonada.
Tú arruinaste mi vida, Ana.
-Basta, Cristina.
No empieces otra vez.
-Despierta de tu sueño.
Te lo dije, Alberto no es quien tú crees.
Alberto no quiere a nadie, solo se quiere a sí mismo.
[♪ música animada] [llanto] -Tienes que descansar, mañana va a ser, va a ser un día largo.
Puede que estén a punto de cambiar muchas cosas.
-Es esta tarde.
-Tengo que presentar tres modelos y ellos decidirán si entro o no entro.
-Bueno, eso ya lo sabíamos, Jonás.
Lo primero, serénese que me está poniendo un poquito nervioso.
-Hemos hecho cosas que ninguno de los dos quería.
-Yo sí que quería hacerlas.
-Vamos a decir que estás enamorado de mí.
-Estoy [inaudible] a Marco Cafiero, -¿Y usted es?
-Antonella.
-[habla italiano] -Aún no está todo perdido.
-Pero ¿no lo entiendes o no lo quieres entender?
-Conozco a Alberto, puedo hacerle dudar.
Tú entérate en qué vuelo de Airsa llega.
-Ana, ya habrá tiempo para los reproches y te lo digo por experiencia.
Disfruta de lo maravilloso que va a ser recuperarle.
-Mucha suerte, amigo.
Support for PBS provided by:
















